3/03/2016 09:36:00 a. m.

La Majadería como Estrategia en la ¿Política?


Por Hasardevi
Marzo 3, 2016

En México, se ve todos los días, en todos los medios de “comunicación”, en todas las formas posibles. La insidia sustituye al dato fidedigno, la grosera descalificación al argumento, la violencia verbal y el insulto al debate de altura.

Cuando de la burla y la banalización de temas sensibles se hace acopio en una búsqueda por minimizar todo valor por temor a parecer “pasado de moda”, poco audaz, conservador o hipócrita, no es raro que incluso en la política, en donde es verdad que la hipocresía es la capa protectora desde siempre, ahora hace su total irrupción un cinismo y una majadería rampantes.

¿Y la gente? Tristemente pareciera que hay muchos que aplauden rabiosamente esta forma “franca”, de encarar al –ya no adversario, sino enemigo y, no a vencer en buena lid, sino a aniquilar.

“Todas las filosofías cínicas han hecho su entrada en la sociedad arropándose con los guiñapos de la franqueza,” decía José Ortega y Gasset.  Es innegable que algunos se “arropan” en la franqueza para espetar majaderías o bien, caen en el extremo del cinismo como ciertos políticos que hoy, por todas partes del mundo, pululan.

En Europa, la comidilla es un candidato a la presidencia de los EUA, auto proclamado el país más democrático del mundo. Los desfiguros de Trump han llegado muy lejos porque, en efecto, aspira a presidir el país considerado el más poderoso. La verdad es que si de majaderías se trata, el agravio hecho por los gobiernos del Reino Unido y de Suecia a una reciente declaración de las Naciones Unidas con respecto al inverosímil caso de encarcelamiento de facto de Julian Assange, al decir que su pronunciamiento era “ridículo” y que no lo tomarían en cuenta, destaca tanto como la aseveración en el mismo Reino Unido de que el parlamentario Corbey “es un peligro” dicho esto por sus pares en la política.

Ni qué decir del propio Trump. La ofensiva majadería con que se conduce respecto a México, a otras culturas, a los periodistas que se atreven a cuestionarle, o en general personas que disienten con él, es de antología. El periodista Dave Brooks dijo que había hecho una impresión de los insultos que llevaba proferidos en su cuenta de twitter “el Donald” en esta campaña y alcanzaba 33 páginas.

Y en este contexto, es pertinente nombrar al cínico expresidente mexicano Vicente Fox, quien en un alarde de supina ignorancia y despótica estupidez, le espetó nada menos que al Comandante Fidel Castro su famosa frase: “comes y te vas”. Ambos, Trump y Fox, gustan de los iletrados. Trump dijo: “Me gusta la gente no educada” y Fox por su parte, le dijo a una mujer indígena, “qué bueno que no lees”. Ambos, claro, son seguidos por los menos “educados”, eso es un hecho documentado.

El ex-Rey de España, Juan Carlos, mandó callar majaderamente a un presidente democráticamente elegido por el pueblo de Venezuela: Hugo Chávez Frías. Y en su momento, no recibió la censura que merecía por tal atrevimiento, pero Chávez, gran hombre y estadista, supo devolver con guante blanco la afrenta, cuando se refirió a él con el respetuoso “señor Rey” y le confirió su perdón al arrebato majadero del “noble” hoy venido a menos.

Si Obama se rehúsa a ver a la política como un “reality show”, ya que precisamente dijo que como no es tal, Trump “no puede ganar”, habrá que contradecirle porque eso es lo que realmente parece ser hoy en día. Un reality show grosero, vulgar y en terrible decadencia.
Pero los pueblos presencian tal majadería de manera impávida. Incluso la celebran. La gente por todas partes del mundo parece estar sumamente confundida, desorientada.

En México, padecemos un caso extremo en este sentido, que ha ido creciendo desde que en el poder se instauró el “Ni los veo, ni los oigo” del taimado Carlos Salinas de Gortari. Un déspota neoliberal que, mediante el fraude descarado, pisoteó lo que quedaba de democracia en este país. Preparó el camino para que una derecha al estilo de los vende patria del siglo antepasado –de cualquier partido- se apostaran en el poder y a base de fraudes se nieguen a dejarlo.

Pero la majadería va hoy más allá de la ofensa al contrincante político; si antes se conformaban con insultar la inteligencia de muchos, hoy los insultos se profieren ya de forma directa hacia el pueblo pensante que se niega a postrarse ante estos personajes grotescos y corruptos. 

Un individuo priísta acusado en repetidas ocasiones de tener nexos con el narcotráfico, Manlio Beltrones, ya no sólo insulta y calumnia al político Andrés Manuel López Obrador, dos veces candidato a la presidencia de la República Mexicana, ex-jefe de gobierno del Distrito Federal, y líder del primer movimiento ciudadano real que logra conformar un partido político independiente, MORENA, del cual es actual presidente también; ahora también embiste contra ese sector del pueblo que ha venido luchando desde hace años contra los fraudes, la entrega de los recursos del país a manos privadas y extranjeras, y demás atropellos por parte de esa clase política abyecta que Beltrones representa con precisión. Y los medios masivos, y no masivos, ni siquiera lo cuestionan. Ni siquiera un extrañamiento ante tal desproporción. Bueno, peores cosas les pasan de largo: las mentiras en su cara, cuando hacen sus grandilocuentes declaraciones ¿no es cierto?

Tal parece que ya es “normal” que en este país sea la majadería y la mentira la estrategia política para descalificar, el cinismo de medios y de “público” se hace uno y no se piensa que todos, absolutamente todos, menos un grupúsculo oligarca y sus cortesanos –Beltrones y Peña incluidos entre los cortesanos- son y serán víctimas de la corrupción y la debacle que vive México. “Peje-zombis” dice el acusado de pertenecer al crimen organizado por diarios importantes en el mundo –mismos que no ha demandado aún el interfecto-  refiriéndose así a millones de personas que han votado por López Obrador, y por quienes conforman una fuerza ciudadana y política muy importante en este país. 
Ciudadanos en ejercicio de su derecho a disentir y a exigir de los políticos respeto y legalidad. 

Pero Beltrones sabe de sobra que no se dirige, cuando de los que apoyan a AMLO se trata, a insulsos manipulables, él expresa sus palabras ofensivas para que esos “televidentes” adormecidos se regodeen, azuzando así a otro sector de la sociedad contra quienes disienten y sí ejercen su derecho a pensar y a reclamar. Ruin, de todos modos su actuar, pero ¿Qué más podía esperarse de quien ha vivido entre  turbiedades sin aclarar –esas sí- y no los “segundos pisos”, y se ha servido del erario que pertenece al pueblo que insulta?

Otra majadería, negar el paso de legisladores de MORENA a “la herramienta de trabajo del presidente”, Peña dixit, es decir, al avión de 7,000 millones de pesos (el más caro del mundo) que el dueño de la casa blanca (vía Higa) y demás opacidades, caprichosamente adquirió y que groseramente dice es su “herramienta de trabajo”. No sabíamos que fuese aviador. Aunque si se refiere a cobrar sin trabajar… cobra sentido. El señor ignora que la herramienta principal de un ocupante de la silla presidencial sería, en todo caso, la Constitución Política del país que dice gobernar, para respetarla, para aplicarla, para guiarse por ésta en lugar de desfigurarla y destruirla y junto con ella al país entero. Esta es la forma majadera de un pésimo “presidente” diciendo a la gente: “me burlo porque puedo y hagan como quieran”. Así de burdo, así de pequeño.

Y no menos burdo el ataque a las escuelas de MORENA, el actuar servil y traidor –a la gente que lo puso ahí- Miguel Mancera enviando a desacreditar esas escuelas a sus “colaboradores” llamando a éstas “escuelas patito”. No una palabra de reconocimiento ante lo nunca antes visto: legisladores donando parte importante de su dieta para la educación de los jóvenes rechazados por el sistema, claro que no. Eso desnudaría al sistema hecho para rechazar al pobre, para promover la comercialización de la educación y retrata de cuerpo entero la mezquindad de estos pseudo-servidores públicos.

Si algo ya es absolutamente desconocido en este régimen, es el sentido de la decencia y la compostura, el respeto que deben a la gente para la que trabajan. Hace mucho que gobernantes, legisladores y “servidores” públicos perdieron el rumbo porque la gente les permitió enseñorearse y olvidar para quién trabajan, quién les paga con sus impuestos, por mantener un aparato que haga funcionar al país. La política sí, como “reality show” y los ciudadanos como espectadores que aplauden sus majaderías y proceder obsceno, como un público ebrio que ríe cuando le insultan, así han degradado a una buena parte de la sociedad.

Pero no a toda, por cierto. Es a esa parte de la sociedad a la que insultan y agreden. A esa parte de la sociedad conformada por periodistas, intelectuales, gente trabajadora y con sentido del honor quieren avasallar. Por ello, se trata de no transigir con la corrupción, no tolerarla. Tampoco tolerar la majadería, la calumnia ni el acoso y la violencia desde el poder, pero tampoco entre los ciudadanos. A los insultos, responder con la fuerza del argumento, con la fuerza del trabajo para regenerar al país. Los militantes y simpatizantes de morena, han de ser prueba fehaciente de una ciudadanía que sabe exigir, sobre todo a quienes ha señalado para el ejercicio del poder en ese partido, congruencia y decoro. Nunca permitirse el cinismo como respuesta a los malos políticos; antes bien, hacer del vapuleo y la intimidación que estas malas personas, malos políticos, utilizan en contra del pueblo, la razón de la fortaleza en las ideas y la construcción de puentes y no destrucción de caminos. Oponiendo al autoritarismo, el supremo derecho a la libertad de expresión y recordándoles a esos majaderos, a cada paso que den, quién manda: los que pagamos con impuestos sus exorbitantes salarios.

Si una parte importante del pueblo ha escogido este camino es porque rechaza la violencia. Se tiene claro que todo tipo de violencia lleva a más violencia, y por ello, se ha optado por la fuerza de las palabras, de las acciones de resistencia civil y pacífica incluso. Pero en México, al parecer, la forma de hacer política se ha convertido más bien en la diatriba barata llevando a un representante de la máxima investidura –la presidencia de la República- a ordenar a ciudadanos agraviados que superen el hecho de la desaparición forzada de 43 estudiantes. A un presidente de un partido, a insultar a ciudadanos descalificándoles despectivamente por apoyar a un partido. Es deplorable en verdad. En México se aplaude y se admira al bravucón. Si no, basta mirar la anacrónica entrada (como en la dizque época de oro del cine mexicano) de un nada independiente gobernante, a caballo con balandronadas a lo Fox –que no cumple, además.

Por lo visto Beltrones, Mancera y Peña, entre otros muchos, pero de manera preponderante por el espacio de poder que hoy ocupan, desconocen en absoluto los significados de la política: mediar en una sociedad dividida para evitar la violencia. Al contrario de esto, la promueven, la utilizan impunemente, la ciudadanía que se atreve a cuestionarles, es víctima de un acoso, de una constante intimidación, “bulling” le llaman ahora utilizando la palabra en inglés, desde el poder la violencia institucionalizada, el Estado de terror. Y la peor violencia, la pobreza, como acusó Gandhi, siempre presente en este país, hoy se ahonda más cada día.


La manera de regenerar al país, a la sociedad, involucra un compromiso serio y una regeneración interior. Templanza y honestidad como divisa. Mantener, los ciudadanos conscientes, la compostura y, a la falta de honor entre los gobiernos y los gobernantes, debemos anteponer y responder con el honor entre las personas.