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De la política del cinismo, a la política de la esperanza




Por: S.On @a_trochemoche

Julio 27 del 2004. No, ni pensarlo, es negro.


            Llego del trabajo, en la casa donde me hospedaba se ocupan viendo por TV la Convención Nacional Demócrata en apoyo al candidato John Kerry. Es el momento en que anuncian que el senador por Illinois, Barack Obama, va a dirigir un discurso. Se le escucha pronunciar una oratoria diferente, ágil, con presencia de clase, y en el cual describe la intención política de los candidatos aspirantes a la presidencia del país. El orador describe su historia personal y sus anhelos de reafirmar los valores y compromisos de la sociedad norteamericana.

            Pocos dieron cuenta de que se estaba haciendo la presentación o el lanzamiento de un movimiento que llevaría a Barack Obama a ocupar la presidencia en la siguiente campaña. Recuerdo haber hecho el comentario de que era interesante ver a una persona de color, un excelente orador que cautivaba con su presencia y alocución en esa convención y que posiblemente sería un buen candidato a futuro. Me contestaron: No, ni pensarlo, es negro.

            Ahí fue cuando él expresó esta frase: Al final, de eso se trata esta elección. ¿Participamos en una política de cinismo o una política de esperanza?

            HOPE -Esperanza- fue la palabra clave que usó durante su campaña y bajo la cual se creó una gran organización innovadora que utilizó acertadamente los recursos mediáticos para comunicarse. Una campaña que aglutinó a organizaciones sociales que apoyaron esa aspiración de una esperanza de cambio. 

Crearon métodos para allegarse de los fondos económicos que necesitaban para poder llevar a cabo su meta promoviendo al candidato. HOPE la palabra lema, así como también, hicieron uso de la frase que nosotros conocemos bien: Yes we can  -Sí se puede-

            Y sí, se pudo, vencieron, ganaron la elección, después de 21 meses de campaña el candidato había recibido una copiosa votación donde se vio favorecido mayoritariamente, destacando el apoyo del afroamericano, del latino y así como de los jóvenes que esta vez han salido a votar.

            El día 11 de noviembre del 2008 en la ciudad de Chicago, Barack Obama pronuncia su discurso de la victoria, enfatizando el Sí se puede. La campaña además de innovadora fue exitosa, y ahí, jubilosa, la multitud reunida responde con esperanza: Sí se puede.

            Reunidos vemos entre la multitud a líderes y luchadores sociales festejando la satisfacción de haber logrado lo imposible, un afroamericano es el presidente de los Estados Unidos.

            Todo parecía inmejorable, se ganó la presidencia y la mayoría demócrata en las dos cámaras, se tenía una oportunidad única para poder llevar a cabo un cambio en la política social en favor de las clases necesitadas, se tenían propuestas para ello y se confiaba, se tenía esperanza. Pero ¿se pudo?
Barack Obama inicia su gestión enfocándose en resolver la crisis económica heredada, recibe una rápida respuesta por parte de los congresistas que alivió principalmente el daño causado por la crisis inmobiliaria.  Política de esperanza.

            No tuvo esa misma suerte su propuesta de cambio para el sector salud, uno de sus compromisos de campaña. Su propuesta original fue rechazada y se prolongó su discusión en el congreso que veía que su aprobación dañaría sus aspiraciones políticas para la siguiente elección. La reforma al sistema de salud sería aprobada finalmente pero no era la reforma que la sociedad requería, sino la que las grandes corporaciones médicas y compañías aseguradoras permitieron.  Peor aún sucedió con su propuesta de reforma migratoria, que tuvo un proceso sin desenlace, nunca se tuvo intención de realizarla por parte del congreso.  Política de cinismo.
           
            Ese fue el resultado que obtuvieron los que apoyaron esa elección. Se derrochó la confianza y se acabó la esperanza, los líderes sociales simplemente se llenaron de júbilo y se convirtieron en espectadores, no hubo un seguimiento ni una continuación de la lucha, no hubo el empuje con tenacidad para en verdad conseguir los cambios necesitados, algunos personajes desaparecieron del ambiente, otros se convirtieron en persistentes críticos del presidente pero no señalaban que el problema radicaba en el congreso, donde los mismos demócratas impedirían el cambio en aras de no arriesgar su silla en el congreso, lo que al final ni eso pudieron conservar.

            Y mientras, empezó la contra campaña, la de desalentar la esperanza y desconfiar del cambio, la del obstruir y denostar, la clasista, la supremacista, en resumen, todo lo malo que pudiera suceder se le nombró “Obama”, aprovechando la pasividad y el conformismo social para desactivar la esperanza creada hasta llegar a lo que ahora se padece, tener como presidente actual a un digno representante del fascismo, quien recibió el apoyo de las grandes corporaciones de la economía y de la guerra y así como también de la clase social que no recibió los beneficios que le fueron obstruidos mediante esas manipulaciones, y que paradójicamente elige a sus verdugos, a los que se habían dedicado a revertir los pequeños logros alcanzados afectandose ellos mismos. Política de cinismo.
           
           
Julio 1 de 2018    No, ni pensarlo, es un peligro para México
           
            Este 1 de julio hemos sido partícipes de un proceso al que se le ha llamado histórico por la magnitud y esperanza que significa que por fin en nuestro querido México la gente se ha pronunciado por cambiar, apoyando y participando en el movimiento que encabeza el Lic. Andrés Manuel López Obrador en conjunto con el Movimiento de Regeneración Nacional y que después de larga y ardua lucha logran acceder al poder al recibir la confianza depositada en las urnas y que incluso le ofrece contar con una mayoría legislativa para que su proyecto se realice sin menoscabo. Este es un hecho para celebrar, como gustosamente lo ha expresado la mayoría de la población, debemos de sentirnos orgullosos todos, incluso las personas que no estén de acuerdo, de haber podido lograr que se respete la decisión de la mayoría en un hecho hasta el momento terso y en armonía, derrotando así la inadecuada actuación de las autoridades electorales.
           
            Ahora bien, esto apenas empieza. Este es el momento del inicio, el momento de apoyar, de convocar, de organizar, de informarse, de comunicar, pero más importante es darnos cuenta de que es el momento de empezar a defender lo conseguido en este primer logro. Por esto, debemos de estar atentos para que no tengan éxito los opositores al cambio, no debemos aceptar que nos tilden de fanáticos o seguidores, tenemos que actuar como participantes conscientes. Debemos ser realistas de cómo se puede dar el proceso para implementar el proyecto de nación por el que se votó, entender limitaciones, plazos y riesgos en conseguir resultados, aportar en vez de reprochar, y sobre todo, una participación que impida que vuelvan al poder nefastos gobernantes cuyo objetivo sería hacer los que esté a su alcance para revertir o anular la renovación que necesitamos para nuestro México. En este proceso habrán aciertos que reconocer así como errores a señalar, pero se debe evitar la soberbia que nuble o la crítica que destruya,  distinguir los ataques manipuladores estando unidos y en alerta siempre, evidenciar a quienes de manera encubierta quieren introducirse para entorpecer nuestra decisión. Un ejemplo a notar es el de cómo apenas transcurridos unos días después del proceso electoral y ya surgen voceros exigiendo y exhibiendo cínicamente sus conveniencias por el hecho de sentirse agraviados porque no se les está tomando en cuenta, queriendo imponer condiciones a el nuevo gobierno utilizando falsas organizaciones como membrete, siendo que nunca estuvieron participando o hubieran apoyado abiertamente el cambio. Esta es la hora de definirse con contundencia y no aceptarlo.
           
            Este movimiento debe ser permanente, la política de esperanza ya la logramos, ahora debemos seguir a la política del cambio en nuestro beneficio. No nos conformemos y continuemos participando para evitar el regreso de la política del cinismo y la corrupción y tengamos presente siempre que
           
Por el bien de todos primero los pobres.

(Leído en el programa @delcaosalcosmos)

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