En el caso de Tierra Caliente, las autodefensas organizadas ya en torno a
una mínima coordinación, que se supone aglutina a unos 20 mil
ciudadanos armados que tienen presencia en más de 70 localidades de 21
municipios, deberían proclamar de manera clara y contundente un conjunto
de demandas, sin las cuales no se puede pasar a la fase siguiente.
Convertidas, de facto, en interlocutores reconocidos por el
gobierno federal y estatal.
- Las autodefensas solamente lograrán sus
objetivos si se plantean y exigen demandas específicas, concretas y
realizables a corto, mediano y largo plazos - En lo inmediato deberán demandar aquello que garantice el
desmantelamiento de los escenarios dejados por las mafias y tolerados
por el gobierno y sus numerosos actores, desde el nivel municipal hasta
el estatal - Por ello se debe exigir:
desmantelamiento de sus redes y estructuras, es decir, el fin a sus
actividades criminales;
2) la investigación de todos aquellos
funcionarios del gobierno estatal, no importa su rango, que resultan
sospechosos de colusión con el crimen organizado. Para ello debería
crearse una instancia independiente y mixta (ciudadana y oficial), un
tribunal que sea objetivo, imparcial y honesto;
3) la legalización de
las autodefensas y su validación por los ciudadanos y las comunidades;
4) la liberación inmediata de los miembros de autodefensas presos, y
5)
la creación de organizaciones ciudadanas legítimas, incluyendo la
formación de comités y la celebración de asambleas y de elecciones
comunales y municipales en cada localidad reconocida.
Esto dará lugar a
las condiciones mínimas para garantizar que el simple desarme de los
criminales no oculte o haga que resurja la grave situación que hoy
prevalece. De lo contrario, todo lo ganado se irá desvaneciendo. Se
trata de establecer garantías que dejen un proceso irreversible y de
cara al futuro.
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La Jornada: Tierra Caliente: de la autodefensa a la autogestión
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