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Que no vuelvan nunca



por Hasardevi
Julio 11, 2019


“Los conservadores no son necesariamente estúpidos, pero casi todos los estúpidos son conservadores.” John Stuart Mill

Se esperaría evolución en estos meses, y no. Eso habla de falta de sincero empeño por hacer un trabajo más profesional, por contribuir a la democracia y la paz, por un periodismo que aporte; se enredan en reclamos estériles y, si no están del lado de la destrucción, así parece.

Fue fácil meter a un sector de la población en esa dinámica violenta, en esa espiral de agresión e irascibilidad, debido a la inercia por la que la sociedad venía moviéndose, del desencanto a la queja, de la impotencia a la rabia.

Algunos, los incautos, los que no supieron leer durante todos estos años los cambios que venían gestándose, optaron por el camino de la resistencia, pero de la resistencia al cambio de régimen, a la verdadera transformación; no se dieron la oportunidad de examinar siquiera el nuevo panorama ni los llamados a la reconciliación. Acostumbrados a la mentira desde el poder, consideraron una simulación más los evidentes actos encaminados a reconstruir La Paz y el tejido social maltrecho por lustros. Optaron por parodiar el esfuerzo por un acercamiento entre todos los estratos de la población, ignorando el nuevo ambiente de apertura y los refrescantes vientos de la democracia.

El sarcasmo, la ofensa y la burla se levantaron como muro de lamentaciones ante la mano abierta para construir juntos el nuevo paradigma. Ni siquiera el beneficio de la duda, un feroz lamento de fiera herida fue la respuesta. 

En ese ambiente artificialmente creado, han transcurrido los primeros meses del nuevo régimen, entre acusaciones, mentiras mediáticas, distorsión en toda la información, manipulación de los órganos de justicia, abierta confrontación con la presidencia de la República y el pueblo que la eligió, con el claro objetivo de ser un obstáculo en la transformación de la vida política y social.

No exagero si digo que casi se han vuelto aliados, voluntarios o no, del crimen organizado, de gobernantes y empresarios corruptos, sus antiguos explotadores y extorsionistas, como policías y servidores públicos que traicionaron el deber por el que se contrataron. Incluso, aplauden, y no íntimamente, los ataques desde fuera del país si éstos sirven a su interés y obtuso deseo de ver caer a este gobierno.

Entre esta turbulencia y peligro constante el presidente de México ha conducido la nave que se esfuerza por estabilizar y llevar a buen puerto. Entre gritos y ruido orquestado, entre la ignorancia voluntaria de muchos, el sabotaje legal y la broza mediática; pero también entre el apoyo irrestricto de los insurrectos que votaron por el cambio de régimen, que dijeron ¡basta! y que no están dispuestos a retroceder un milímetro después de años de resistir mentiras, agresiones, violencia física y moral, desigualdad e injusticia; son, somos, los indignados que se pusieron de pie y tomaron acción. Y no permitiremos que regresen el saqueo, la corrupción y la impunidad.

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