Apuntes sobre la Conferencia del Dr. Enrique Dussel "La Transformación de la Educación hacia la Descolonización de la Pedagogía", y mis notas conclusivas a la misma.
Por Hasardevi
11 de Octubre, 2018
Convertirse en rehén de la política o la economía de tu
país es una maldición de la modernidad debido al hecho de que las
interpretaciones y los relatos histórico-políticos predominantes que se venden
bien proceden de Occidente. Si no eres un producto del sistema educativo
occidental y no has sido moldeado por sus instituciones educativas, tendrás que
encontrar un lugar específico para no desafiar o cuestionar los relatos que
reflejan la actual distribución de poder y prestigio.Zygmunt Bauman, Ceguera moral (La pérdida de sensibilidad
en la modernidad líquida)
Los esquemas de la historia que se enseña en todo el mundo,
la descolonización de la pedagogía, la transformación de la educación, son los
temas centrales del filósofo Enrique Dussel cuando se refiere a una verdadera “Reforma
Educativa” y no la simulación de siempre. Lo que se hizo, dice, fue una reforma
política hecha por políticos buscando fines políticos: “por eso la enseñanza es
un desastre en el país”.
Si el gobierno entrante de López Obrador quiere hacer
cristalizar la Cuarta Transformación en México, habrá que cambiar desde lo
fundamental: la educación. Dussel afirma que es posible cambiar la interpretación
del mundo en la juventud en seis años, pero se requiere algo más que una mera
reforma didáctica; es el contenido mismo de la educación el que debe
transformarse. Es el contenido de la educación lo que debe estar en el centro
del debate de una reforma educativa y no si se evalúa o no a los maestros.
Es imperioso educar para que haya creadores y no
repetidores, “sucursaleros” dice Dussel, y para ello, se requiere concebir la
educación de otra manera. Sugiere el filósofo voltear a la pedagogía de Paulo
Freire que considera al individuo como parte de su comunidad y, en México por
ejemplo, el educando debe hacerse consciente de la cultura e historia milenaria
que este país posee, una de las grandes culturas sobre las que el mundo se
asienta.
Si de una reforma educativa se trata, no son los instrumentos
tecnológicos ni la didáctica lo que importa, sino el contenido de la enseñanza.
No es el cómo, sino el qué se enseña. Para el arquitecto de la filosofía de la
Liberación, lo medular en una reforma educativa, si bien es la descolonización,
ésta debe comenzar por una enseñanza diametralmente distinta de la historia, no
una historia que nos ignora y nos anula desde la escuela primaria hasta los
estudios de posgrado.
De lo dicho por este gran conocedor de los problemas de
América Latina se desprende que se precisa un cambio de mentalidad; eso sí
sería una reforma educativa: tomar conciencia de la colonización mental de la
que somos presa, pero también y esto es lo que yo creo, de un colonialismo
intelectual y cultural “autoinfligido” como dice Bauman en el libro arriba
citado.
Enrique Dussel va más allá: se debe descolonizar todo, la
ciencia también. Existe un gran eurocentrismo que por años ha ignorado a la
gran filosofía China, la filosofía de la India, la cultura musulmana. Por
supuesto, ni qué decir de nuestras culturas ancestrales indoamericanas
absolutamente ignoradas. La filosofía que se produce en América Latina parece no
existir fuera del continente, y no obstante, insistimos en enseñar la historia
tal como fue concebida por los dominadores.
La visión prehispánica del mundo, muy semejante a la
oriental, tiene como rectora universal a la duplicidad, el dos, la doble
divinidad. Quienes llegaron después, el europeo procedente del mundo musulmán y
semita cristiano, tienen al uno como rector; un creador. Es de esta visión del
mundo según Dussel, que se desprenden las concepciones de la filosofía, la
ética, la política, la estética. Luego entonces, me parece queda clara la
diferencia de enfoque hacia el mundo que nos rodea y el choque cultural que
significó esa visión opuesta para los pueblos avasallados por el eurocentrismo
y que dio como resultado una “cultura cristiana que es semita”.
Y hoy, debido a esa ignorancia, a esa inconsciencia, a la
colonización intelectual y moral me atrevo a afirmar, vemos impasiblemente como
es destruido lo que queda de la antigua Babilonia, Bagdad, Siria; es decir, una
de las cunas más antiguas de la humanidad.
Así pues, para el autor cuya postura filosófica es el “giro
descolonizador”, una verdadera Reforma Educativa es enseñar la historia de
nosotros, cambiar los textos, desenterrar lo que el eurocentrismo relegó. Es
enseñar la matemática maya, develar el velo que cubre a los autores
latinoamericanos. “Descolonizar” la educación, como lema, como meta. Educar
para ser libres, para crear, no para repetir. Que la filosofía sea enseñada a
los niños desde los siete años de edad.
El doctor Dussel está de acuerdo con crear más
universidades, como es la propuesta del nuevo gobierno, pero no como las “de
siempre”. Universidades críticas, sí. Se refiere a la crítica que se hace “al
situarse en el lugar del pobre y desde ahí hacer el diagnóstico de la patología
del Estado. Eso es ser crítico”, sostiene al citar al filósofo neokantiano
Hermann Cohen.
Se requiere dejar de “preparar” gente que trabaje para las
transnacionales, para sólo “ganar más dinero”; debe existir la conciencia de
ayudar a los más pobres, de aportar a la equidad y justicia social. El problema
es, dice Dussel, que “nadie sabe qué es lo crítico porque se cree en la ciencia
universal y la ciencia es ‘situada’” y
cita al filósofo del idealismo alemán Johann G. Fichte quien impulsó la
idea de “cerrar” Alemania para poder desarrollarse. Está también el ejemplo de
Corea del Sur quien también cerró su economía y desarrolló su propia industria
automotriz y algunas otras ramas que le permitieron ser una potencia económica
y entonces sí, abrirse de nuevo al mundo.
Cambiar entonces el modelo educativo es la propuesta de
Enrique Dussel si se quiere tener éxito en la Cuarta Transformación, y para
ello hay que tener “matemática crítica, física crítica, filosofía crítica”… Ir
más allá de la “interpretación de la realidad” y transformarla como decía Karl
Marx. Se requiere entonces una conciencia crítica: “si lo que hago no sirve
para los pobres, no sirve para nada, sirve para mi propia explotación”, dice
Dussel. Si la ciencia no es descolonizada, servirá a los intereses de quienes
se han enriquecido con nuestros recursos naturales despojándonos.
Dussel hace un llamado: “Buena ciencia crítica para
desarrollar nuestras posibilidades. Formar grupos de grandes intelectuales para
reescribir los textos gratuitos de las escuelas y en un año empezar la
enseñanza descolonizada”.
Si bien es cierto que la apuesta del presidente López
Obrador para llevar a cabo la Cuarta Transformación es el abatimiento de la
corrupción para hacer crecer nuevamente nuestra industria y el campo, brindar
bienestar a todos los mexicanos para que la brecha de la desigualdad se cierre
y se goce de las mismas oportunidades de trabajo y educación, no será
suficiente para alcanzar una verdadera transformación porque ésta
necesariamente pasa por la conciencia crítica y la descolonización intelectual
y cultural.
Frecuentemente nos preguntamos cómo blindar las transiciones democráticas, hemos visto que en otros países, gobiernos que han beneficiado a la población anteponiendo sus necesidades a las de pagos de deuda externa; que han protegido la economía de los más débiles, proveyendo oportunidades de mejorar en todos los sentidos, han tenido recesos y hasta retrocesos, ¿por qué? ¿cómo evitar que eso suceda en México? Creo firmemente que la respuesta está en la educación descolonizadora, en el cambio de mentalidad a través de la historia narrada desde la perspectiva de los pueblos dominados, saqueados, incomprendidos. Cuando en el pueblo exista la plena identidad, el orgullo de ser , la dignidad y no la vergüenza de existir en comunidad y solidaridad, muy difícilmente se podrá sucumbir a la tentación burguesa, al colonialismo intelectual, cultural y hasta moral, "autoinfligido".
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