7/03/2009 10:30:00 a. m.

PRESENTACION DE GERARDO UNZUETA

(En el centro de Estudios de Villa Coapa por Manuel Deffis de Radio Amlo, 2 de julio 2009)

Es indudable que estamos viviendo tiempos de canallas; hablar de descomposición social es tocar un tema recurrente, un lugar común, que gracias la “telecracia” que padecemos se ha convertido en un recurso retórico amparado en la cultura del cinismo de un grupo en el poder cada vez más sujeto a los designios del gran capital.

Tengo para mi, que la generalización tramposa para definir una clase política, mucho tiene que ver con el proceso de lumpenización de la élite gubernamental promovida por Fox y sostenida, mediante las armas, por Felipe Calderón, la exaltación farisaica de la lucha contra las drogas para diluir entre balaceras y el escándalo, el fracaso neoliberal.

El garlito del respeto a las instituciones en el doble discurso prianista, permea al interior de quienes abanderan una supuesta modernidad de la izquierda, y cuya única motivación es la preservación del privilegio burocrático que proporciona la grilla, la componenda vergonzante y la negociación en lo “oscurito”, Iztapalapa como botón de muestra.

Creo que ante la confusión y desencanto que produce el flujo y el reflujo de los movimientos populares, ante las defecciones y traiciones del arribismo y oportunismo político de quienes en un tiempo eran parte de un movimiento entusiasta y esperanzador, siempre surge la figura de personajes cuya trayectoria y solvencia política, se convierten en el referente, en el punto de orientación para un movimiento social que se respete.

El maestro Gerardo Unzueta es de esas figuras.

Compañero de lucha de personajes entrañables en la brega por transformar a México en un país mas justo, formó equipo con verdaderos luchadores sociales de la talla de Demetrio Vallejo, Valentín Campa, Miguel Ángel Velasco, Encarnación Pérez, Eduardo Montes, Ramón Danzós, Rafael Jacobo, José Dolores López y muchos otros dirigentes, participó de manera destacada en la lucha sindical, agraria y política ligándose a organizaciones como el Movimiento de Liberación Nacional, junto con personalidades de la talla del general Lázaro Cárdenas, Heberto Castillo Martínez y Cuauhtémoc Cárdenas.

Para apreciar su trayectoria recurrí a la Internet para conocer algo de lo mucho que ha construido y batallado, por ejemplo, Carlos Payán Velver, dijo de Don Gerardo en ocasión de la presentación de la novela de Unzueta “El Diablo y la Grande”,: “…la recreación literaria de un personaje entrañable, pero sucede que a lo que más se acerca es a una biografía novelada de muchos personajes entrañables que van desde el capitán zacapoaxtla hasta el militante comunista encarcelado en Lecumberri en el año sesenta y ocho”.

Tenemos pues, esta noche un conferencista de lujo, que el también fundador de La Jornada nuestra de cada día, dijo del maestro Unzueta, al comentar la novela mencionada: “…El autor traza esta novela después de haber incurrido en otras tareas: periodista, ensayista, político (no sé dónde quedó su largo ensayo sobre el Estado que quería construir desde el punto de vista marxista), comunista, entrañable camarada, preso político, militante de la izquierda siempre, combatiente siempre.”

Le avala entre otras muchos actos de su trabajo político, la edición de dos novelas en las que da vida a un personaje colectivo: el pueblo, la gente y sus anhelos y luchas, y que supongo que es el leitmotiv de su fecundísima vida y que plasma en una intensa labor periodística; sus columnas sabatinas de El Universal así lo atestiguan.

Por último, ya para cederle la palabra, creo que vale la pena compartir un fragmento de un texto que tituló “LO QUE APRENDÍ EN 60 AÑOS” que lo describe en su exacta dimensión y que sirve para hacerle una modesta petición:

­… La vida me ha dado la posibilidad de estar presente en cuatro manifestaciones históricas de ese personaje colectivo: 1948, cuyo carácter ya he reseñado; 1958, que registra una de las más importantes acciones de la clase obrera: el movimiento de los trabajadores ferrocarrileros; 1968, con la irrupción propia del movimiento estudiantil en la lucha por la democracia y por la reestructuración de la vida nacional; 1988, que representa la insurgencia del movimiento ciudadano y su exigencia de refundación del Estado mexicano. Me he planteado la tarea de escribir una novela por cada uno de los "ochos" que he tropezado…”

La petición, que me atrevo a formularle, tiene que ver con el 2008 y las Adelitas como personaje colectivo para incorporarlas a sus “ochos”.

Los dejo con el maestro Unzueta.

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