Traducción por Hasardevi
Crítica radical a los medios, la película Los Nuevos Perros Guardianes que está en las Salas de Cine francesas a partir de hoy, relanza la cuestión del pluralismo de la información. ¿Quién nos informa y sobre qué? ¿Según qué criterios la información se difunde o no?
Es un hecho que la representación que cada uno se hace de la realidad, pasa necesariamente por las informaciones que recibe. Es aquí que los medios tienen un papel determinante, ya que a fuerza de este mensaje, el ciudadano se forma enseguida una opinión. El desafío del pluralismo de la información está en el corazón del documental de Gilles Balbastre y Yannick Kergoat, los Nuevos Perros Guardianes. Una crítica radical de los medios de comunicación que pone de relieve los intereses cruzados y la promiscuidad entre el mundo político, mediático y económico. Y finalmente, devela una estandarización desconcertante de la información.
En un estudio de la TNS (sociedad francesa de sondeos de opinión) publicado a principios del 2011 por el diario La Croix, los investigadores ya notaban que un 63% de los franceses estimaba que los medias no eran independientes a las presiones de los partidos políticos y del poder. El 58% era de la misma opinión en lo concerniente a las presiones financieras. Porque, más allá de la uniformidad cada vez más frecuente de los periodistas, queda planteada la cuestión del sitio concedido a una información alternativa. Y sobre el terreno político, la competencia es feroz.
Un autismo mediático galopante.
Una demostración estridente de un autismo mediático galopante es la puesta en escena para explicar la crisis actual: todo un caso para estudiar. Los mismos expertos se sucedían en la televisión, en la radio y en las columnas de los periódicos al mismo tiempo que la evolución de la situación económica desmentían cada día un poco más sus análisis. Y los economistas heterodoxos, indiscutiblemente más clarividentes sobre el tema, han sido dejados de lado todavía más brutalmente. La misma receta fue aplicada en política. Los únicos habilitados para expresarse entonces, y aún hoy, fueron aquellos que preconizaban la austeridad como única solución para salir de la crisis.
Una vez barrida toda oportunidad de ser informado de una manera alternativa, ¿qué opción tiene el ciudadano? Con la apariencia de imparcialidad una orientación partidista ásperamente asumida puede servir de realidad... Con los medios de comunicación como principal vehículo.
Las últimas cifras publicadas por el CSA (consejo superior de lo audiovisual, organismo que se ocupa de garantizar la libertad audiovisual en Francia, N. de T.) son de septiembre del 2011 y en relación a los tiempos de expresión de las diferentes formaciones políticas en los noticiarios televisados de las principales cadenas (TF1, France 2, France 3, Canal Plus y M6), se pasan sin comentarios. El PS (partido socialista) y el UMP (unión por un movimiento popular), literalmente acapararon la antena. 3h 25min para el PS, 3h 43 min por el UMP, sin contar las 2h 6min concedidas al gobierno. Mientras que el Frente de Izquierda apenas alcanzó los 20 minutos al aire y que los del partido Verde se debieron contentar con 10 minutos. En las cadenas de información continua (BFM, I-Télé y LCI) la distancia es abismal. El PS sobrepasa las 39 horas, el UMP tuvo derecho a más de 23 horas, mientras que el PCF (partido comunista francés) llegó a 27 minutos, es decir ¡diez veces menos que el Frente nacional y sus tres horas 45 minutos! En estas condiciones se comprende que el debate sobre la crisis se reduzca a su más simple expresión: la austeridad.
Estos "expertos" que hicieron su nido sobre los escenarios
La hegemonía ideológica que reina en los medios se ve reforzada por la presencia de "expertos" de la misma clase que han hecho su nido en los escenarios televisivos. El giro liberal impuesto en los años 1980 encuentra así sus repetidoras y prolongaciones. Sin necesidad de que los diferentes medios de comunicación se consulten, el mensaje que se difunde en todas partes es idéntico o casi.
"Una comunidad de inspiración", como la calificaba el sociólogo Pierre Bourdieu, que hizo notar que la televisión detentaba una "suerte de monopolio de hecho sobre la formación de los cerebros de una parte muy importante de la población". Pero para ganar el pluralismo de la información es necesario sin duda, desbloquear el monopolio que ejercen hoy los Bouygues, Lagardère y otros como Dassault. Es el ABC de la democracia.
La generación de los "Expertos" patrocinadores
Se les presenta como los "expertos", su palabra tiene por tanto un valor científico. Y, a priori, son libres e independientes. El pequeño problema es que la mayor parte de ellos trabajan por cuenta de las grandes empresas o "hacen la limpieza", término utilizado en la profesión para designar los salarios percibidos por animar tal o cual coloquio patrocinado. En general, su pedigree completo no aparece jamás en la pantalla. ¿Para no arriesgarse a ver deslegitimada su palabra? ¿Qué pensaría el tele-espectador si se le dijera por ejemplo que el "experto" Michel Godet tiene intereses en el grupo Bongrain, o que el economista Elie Cohen también es administrador del grupo Steria, de Orange, de France Télécom, de Pages jaunes? Y qué decir del ineludible Christian de Boissieu que, además de su experiencia audiovisual, es remunerado por el Crédito agrícola, Oséo, Ernst & Young France, la Banca Neuflize OBC y un Hedge Fund (HDF Finance). Sin hablar de Christophe Barbier, director del Express que busca su complemento salarial animando gentilmente los foros sobre inversión ("dos días para ofrecer las mejores colocaciones"). La lista de periodistas y expertos que venden sus servicios al mejor postor es interminable. ¡Deontología, cuánta falta nos haces!
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