Aquí están los jóvenes manifestándose en Francia, su cólera crece por el desprecio de autoridades al decir que ellos "son manipulados por los adultos".
Y... ¿si fuera éste el primer gran conflicto social francés del siglo XXI? Por su contexto, su amplitud, sus formas y las aspiraciones que revela, el movimiento contra la reforma de las pensiones escapa a todos los antiguos clichés. Las formas inéditas del movimiento de las pensiones. Descodificación en diez puntos.
1. El gobierno perdió la batalla de las ideas.
El gobierno ya no convence como lo demuestran las encuestas que están en desacuerdo con el centro mismo de la reforma: la edad legal de 60 a 62 y de 65 a 67 años; el 71% de la opinión es en contra de esto. y también ese es el promedio que priva en opiniones a favor de manifestaciones y huelgas. Un 63% quiere que sigan las movilizaciones aun después de la aprobación de dicha ley por el Senado.
2. Un sentimiento de injusticia que se desborda.
Los asalariados se sienten agraviados ya que se penaliza a los que comenzaron a trabajar jóvenes o que suspendieron sus carreras, o sea a los más frágiles. Mientras el gobierno ha encontrado billones de euros para salvar a los bancos durante la crisis, hace pesar la carga del 80% de financiamiento de su reforma de pensiones sobre los asalariados. La gente ha tomado conciencia de que SI hay dinero, pero que NO es para todos...
3. Los asalariados hablan de las condiciones y del sentido del trabajo…
La gente ha reconocido el derecho a hacer aquello que quiere, y si la edad del retiro se los permite, mejor. Ha revalorado también el sentido del trabajo. La semana laboral de 35 horas ha llevado a espacios de libertad pero no es posible hacerlo todo al mismo tiempo. Nicolas Sarkozy no ha cesado de fustigar este “error”, pero olvida precisar que Francia mantiene una de las más fuertes tazas de productividad horaria en el mundo, sin contar con que, desde hace 20 años, la flexibilización de los horarios, la explosión de la precariedad, los tiempos parciales impuestos, impiden el dominio del “tiempo para sí”. Entonces, la jubilación significa para muchos un espacio de libertad desligado de la relación salarial, un tiempo en el que se puede hacer lo que no se pudo hacer antes.
4. Las mujeres y la jubilación, ¡todo un símbolo!
La reforma de las pensiones se revela como particularmente regresiva para las mujeres ya que éstas han visto ya reducidas las pensiones por reformas anteriores (1993 y 2003); además ellas ocupan 83% de los empleos a tiempo parcial.
5. Un movimiento de solidaridad intergeneracional.
Por primera vez los estudiantes del Liceo han entrado al movimiento trayendo la idea del reparto del trabajo entre las generaciones. Ellos manifiestan una gran ansiedad sobre su porvenir profesional. El desempleo toca a 25% de los jóvenes y la edad del primer empleo estable está alrededor de los 28 años, así que el retiro tardío bloqueará más los puestos de trabajo. La forma despectiva en que el gobierno los trata diciendo que son manipulados por los adultos, no hace más que atizar su cólera. Además estos jóvenes cada vez están más en contra de las políticas del jefe de Estado, entre un 70 y un 80% lo desaprueban.
6. Los asalariados del sector privado han ingresado masivamente al movimiento.
Aunque en ciertos medios y "comentaristas" parecen no verlo, si el sector público está fuertemente movilizado, los asalariados del sector privado también lo están. Aunque el movimiento se encarna en la figura obrera ya que son los asalariados de 12 refinerías francesas los que hacen la huelga, los del sector privado buscan horarios para manifestarse e incluso, se manifiestan masivamente los sábados por ejemplo cuando hay movilizaciones programadas.
7. Se borran las fronteras de lo público y lo privado.
Se va haciendo cada vez mayor el número de manifestaciones, van 260 jornadas nacionales de acción. Se manifiestan tanto en las grandes ciudades como en pequeños lugares como l’île d’Ouessant o en Belle-Île a lo largo de las costas bretonas. Desde principios de octubre el conflicto se enraíza en ciudades, departamentos, pueblos donde cada día se desarrollan múltiples manifestaciones de carácter interprofesional. Personal ferroviario, refinadores, funcionarios y metalurgistas se encuentran en la entrada de los depósitos de petróleo, en las estaciones, en las plazas públicas. Las horas de huelga se aprovechan para salir, exteriorizar la lucha, darle visibilidad. El viernes por ejemplo, 200 metalurgistas de Bas-Rhin fueron a ocupar la sede de la UIMM[1]
8. Un movimiento que se organiza para durar.
Desde el 7 de septiembre, cada jornada cuenta con 2 a 3 millones de manifestantes, ¡algo jamás visto! Se tiene conciencia de que hará falta más para hacer ceder al gobierno. Son muchos los que repiten “¡iremos hasta el fondo!”, Pero es necesario que se inventen nuevas formas de lucha ya que la crisis hace más difícil todo por la falta de dinero. Hay que bloquear la maquinaria económica sin perder el apoyo popular. En las empresas, sigue el debate para convencer a los que se encuentran vacilantes. Se está organizando un movimiento que sea permanente sin perder demasiado dinero.
9. La unidad sindical, un elemento de confianza.
Pilar del movimiento, la Intersindical no se doblega, aunque muchos le predicen divisiones cada vez que se reúne. De golpe, las ocho organizaciones han trabajado juntas. Unidas por el carácter injusto de la reforma, se guardan las diferencias de enfoque sobre la cuestión de las pensiones partiendo de lo que les es común. Aunque la reforma de la representatividad sindical sigue siendo una emboscada, sus relaciones han madurado. Mientras que, durante decenios, los grandes movimientos sociales han sido esencialmente defensivos, han logrado esta vez imponer la idea de que sí existen alternativas y que es necesario negociar otra reforma.
10. La democracia es escuchar lo que se expresa en la calle.
Desde que se instaló en el Elíseo, Nicolas Sarkozy considera que su legitimidad política surgida de las urnas le permite imponer un conjunto de reformas socialmente regresivas. Salvo que la reforma de las pensiones no estaba inscrita en el programa del presidente. Por tanto, no ha sido “mandatado” para liquidar la jubilación a los 60 años. Que él se arrogue esa autoridad, pertinaz en su reclamo de la misma legitimidad electoral, acelera la crisis de confianza. La salida del jefe de Estado, durante el consejo nacional del UMP[2] en julio de 2008, declarando que “Ahora, cuando hay una huelga, nadie lo advierte”, quedó en la memoria de todos. Desde entonces, no deja de tomar en sentido inverso la convicción, muy arraigada en Francia, que la expresión de la calle es también un ejercicio de la democracia. El Gobierno ha impuesto un apretado calendario. Se ha rehusado a tomar el tiempo necesario para negociar. Los asalariados vienen a recordarle que el derecho de huelga y de manifestación, expresa la opinión mayoritaria de que su reforma no es buena.
[1] La Unión de Industrias y profesionales de la metalurgia es una federación profesional francesa que agrupa, en el dominio de la metalurgia, las principales empresas francesas. Muy influyente en su ramo.
[2] Union pour la Majorité Présidentielle UNIÓN por la Mayoría Presidencial (partido que agrupa centro-derechistas)
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