Por Tlacaelel
Desde los primeros días del mes de Noviembre de cada año, a la entrada de varias estaciones del Metro de la ciudad de México y en otros puntos importantes de la misma, supongo que lo mismo sucederá en todas las ciudades importantes del país, se escucha a algunas personas que portan una alcancía color morado, gritando: “una moneda de un peso o de dos para el niño Teletón”, algunas personas cooperan, la mayoría pasan de frente.
Desde hace más de 10 años las grandes corporaciones comenzaron a impulsar programas aparentemente altruistas, cuya finalidad sería ayudar a la gente más pobre, o con discapacidades, sin embargo detrás de esa careta de altruismo se muestra la verdadera forma en que esas empresas engañan a la gente y además se sirven de esos mecanismos para evadir impuestos con el dinero de la misma gente a los que ellos dicen ayudar, ejemplos hay muchos: El Teletón, El Juguetón, Un kilo de ayuda, El redondeo, y otros. Pero la situación va mas allá, por medio de esos programas, las empresas adquieren una cuota de credibilidad, incrementan su raiting, hacen otro tipo de negocios y de relaciones no necesariamente de ayuda, sino mas bien para incrementar sus ganancias y su poderío político y social.
Entonces no es raro que dentro de los patronatos de esos programas aparentemente altruistas, encontremos niños teletón como Los Azcarraga, Los Helú, Los Hernández, Los Slim, Los salinas, y otros niños necesitados que requieren ayuda urgente del pueblo para incrementar sus fortunas y aparecer frecuentemente en las listas de las revistas Forbes y otras exclusivas a las que difícilmente pueden tener acceso la gente común y corriente.
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