Por Tlacaelel
La jornada cívica de protesta del día de ayer, en apoyo a la derogación del decreto de extinción de la Compañía de luz y fuerza y sobre todo en pro de la recuperación de la fuente de trabajo de los trabajadores del SME, puede considerarse como histórica y exitosa ya que allí confluyeron diversas organizaciones sociales, políticas, campesinas, estudiantiles y laborales, también se tuvo la participación activa en al menos 10 estados de la república mexicana. Durante casi 12 horas de marchas, mítines, brigadeo, paros laborales y escolares, tomas de casetas de cobro, clausuras simbólicas de dependencias gubernamentales involucradas en este conflicto, hasta finalizar la jornada con varias mega marchas y un mitin multitudinario en el Zócalo capitalino, donde los diversos oradores expresaron su apoyo a las demandas del SME, pero también el hartazgo de sus representados no solamente por el conflicto de los electricistas, sino que también el enojo por las condiciones de vida a que nos han conducido los malos gobiernos de la derecha neoliberal, que amparados en los medios de comunicación han llevado a la polarización ideológica y a la pobreza económica y cultural a millones de mexicanos.
Ahora bien, la pregunta que queda flotando en el ambiente después del día de ayer, es ¿y después del paro nacional de ayer, que sigue?
Respuestas hay muchas, algunos opinan que en algunos días se podría organizar una huelga nacional que paralizaría al país y que con ello sensibilizar a las autoridades gubernamentales para que cambien el rumbo de la conducción del país hacia una forma más equitativa y justa. Otros más radicales opinan que se deben tomar acciones más fuertes que afecten directamente los intereses de las clases poderosas.
Yo pienso que nosotros como Obradoristas, debemos seguir acrecentando los ejes que nuestroPresidente Legítimo nos delineó en la Convención Nacional de Comités Municipales: seguir impulsando la Democracia, la Difusión para contrarrestar la propaganda mediática, la Organización popular y la defensa de la economía popular y la soberanía nacional.
La respuesta está en el tipo de país que deseamos para nosotros y las generaciones venideras, y es nuestra responsabilidad realizarla o desecharla
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