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Materias primas o productos financieros : La especulación provoca hambre en el mundo

l'Humanité
jeudi 26 novembre 2009, par J.A. Pina

Ningún jefe de Estado del G8 ha considerado útil desplazarse a la cumbre de la FAO, Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en Roma.

Sin embargo todos estarán muy presentes en Copenhague, el mes que viene. Sin duda, serán capaces de calcular minuciosamente la amenaza que conlleva el cambio climático sobre el planeta en las próximas décadas. Ayer, en Roma el secretario general de la ONU señalaba que el día de la inauguración de la cumbre, morirían de hambre 17.000 niños. Como cada día en nuestro planeta.

Mientras se supera la cifra de mil millones de seres humanos hambrientos, la FAO ha calculado que una ayuda estructural a los agricultores de los países del Sur podría ser eficaz si los países desarrollados pasasen sus subvenciones de los aproximadamente 8 mil millones de dólares actuales a alrededor de 44, es decir, el nivel medio de los años ochenta. Salvo algunas voces generosas, ningún compromiso de este tipo se tomará en Roma. En el casino planetario contemporáneo, un economista poco sospechoso de criticar el liberalismo como Elie Cohen recordaba recientemente que el 95% de las materias primas son transformadas en “productos financieros”.

En seis años, del 2003 a mediados del 2008, las cantidades invertidas en la especulación en este campo han pasado de 13 mil millones de dólares a 320 mil millones. El precio del arroz, primer producto alimentario mundial, ha aumentado el 100 % en 2008. Trigo, café, cacao, nada se escapa a esta espiral que tiene como consecuencia privar de alimentos a pueblos enteros, cuando no son sus tierras las que son las que son pura y simplemente compradas para mayor beneficio de alguna multinacional que invierte en el futuro de sus accionistas.

Los valores financieros aumentan estrepitosamente nuevamente, avivados por las sumas colosales inyectadas por los mismos gobiernos ausentes al más alto nivel en Roma. Así pues, petróleo, obligaciones, nuevas burbujas especulativas se acumulan en el horizonte, fomentadas unas y otras por la avidez de ganancia que somete a todo el planeta a privaciones y sacrificios.

¿Irá a Roma el presidente ? ¿Al igual que irá dentro de un mes a Copenhague, en nombre de una protección del planeta que ignora a aquellos que en él viven, irá con bellas frases, a preparar los ánimos para un nuevo salto del capitalismo dispuesto a invertir en nuevas burbujas “verdes” ?

¿Cómo otorgar la mínima confianza a fuerzas políticas sometidas a los mercados financieros y sumisas a la sacrosanta ley del beneficio inmediato ? La rentabilidad a corto plazo despilfarra los recursos, provoca el hambre de una parte de la humanidad y sacrifica despiadadamente a otra, privándola de trabajo para buscar o mantener los rendimientos financieros. Observemos que el simple escudo fiscal defendido con uñas y dientes en cada uno de los discursos por Nicolás Sarkozy representa poca cosa al lado de las sumas que mendiga en vano la FAO.

Defender aquí otro uso del dinero, extender el control de la utilización de fondos públicos concedidos a las empresas, reivindicar un polo bancario y financiero público, alcanzar nuevos derechos para los trabajadores a intervenir en las decisiones que les afectan… son otras tantas batallas a llevar a cabo para invertir la lógica del uso del dinero y de las riquezas.

En este punto se unen justicia social y civilización.

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