Introducción por Hasardevi
Recién pasada la entrevista que hiciera un trío de intelectuales/analistas políticos en México al Lic. Andrés Manuel López Obrador, con miras a las elecciones del 2012 en el programa que dirigen y en el cual según dijeron están entrevistando a un grupo prospecto a la candidatura presidencial el próximo año, recordé este artículo que había leído sobre el libro de Pascal Boniface respecto a los intelectuales falsarios o embusteros y al triunfo mediático de los expertos en mentiras.
El estilo incisivo y acucioso, que sería normal por la relevancia del tema y un trato equitativo a cada personaje entrevistado, es sustituido por una abierta y sistemática oposición a todo lo expresado por López Obrador, tanto que me hizo recordar el título del libro de Pascal Boniface (Los Intelectuales Embusteros, podría ser la traducción), según artículo publicado en l'Humanité bajo el título que aquí se anota aunque por fortuna, no se puede decir que hayan triunfado en este episodio al menos, los intelectuales al servicio de los intereses oligárquicos y que a unos días de la conformación como Asociación Civil de MORENA, se espera que no sigan cosechando esos triunfos que tanto han dañado a México. Gracias a ese tipo de "expertos en mentiras" o al menos en falsear la verdad y desviar la atención de lo sustancial, el fraude del 2006 pudo consumarse con las funestas consecuencias que hoy se viven en este país.
Pascal Boniface, autor del libro Les Intellectuels Faussaires, quien es el Director del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS) y maestro en el Instituto de Estudios Europeos de la Universidad de Paris 8 (uno de los 13 cuerpos que constituyen La Sorbona). Es militante del Partido Socialista en Francia y autor de unos 40 libros sobre geo-política de los cuales uno de los más recientes, es el citado (2011), además de numerosos artículos y también un comentarista en los medios, del tema geo político.
Boniface se refiere aquí a las mentiras y el "terrorismo intelectual" con relación a la política internacional respecto a ciertos países. El investigador y profesor apuntó anteriormente que "14 editores se negaron a publicar el manuscrito que les envié sobre los intelectuales embusteros, aquellos que mienten a sabiendas al público y sin embargo siguen siendo las estrellas de los medios. ¿Cómo justifican su elección (de no publicar el libro)? Algunos editores universitarios lo encontraban demasiado polémico, otros estimaban que ponía en tela de juicio a algunos de sus autores. Pero también hubo editores que me dijeron que apreciaban el libro, compartían los análisis y demostraciones hechos en él, pero que no podían arriesgarse a publicarlo ya que no querían desatar el enojo de gente poderosa en el medio de la edición y de los medios masivos."
Boniface da los nombres de esos intelectuales de Francia en su libro, ¿qué nombres se le ocurren a usted, lector para poner en una lista?
Aquí el artículo mencionado:
Traducido en juillet 2011, por J. Pina
de l'Humanité Dimanche
Hace años que sufrimos su “terrorismo intelectual”, como lo califica Pascal Boniface y, de la mayoría de ellos, su belicosas posiciones. Boniface publica una diatriba contra estos intelectuales omnipresentes en el debate público, cuestionando la sinceridad de estos periodistas (Caroline Fourest, Phillipe Val, Mohamed Sifaoui), filósofos (Bernard Henry Lévy) o expertos (François Heisbourg, Thérese Delpech), que se vuelven indispensables, acusa, menos por la fuerza de sus ideas que por la de sus redes de contactos. Pero, en el fondo, ¿qué discurso tienen estos “intelectuales falsificadores” ?
HD.- ¿Por qué escribir “los intelectuales falsificadores” ?
Pascal Boniface.- Digamos que estaba cada vez más irritado de ver a unos intelectuales que utilizan la mentira y el doble discurso puedan circular con total impunidad. Añado una vez más que no se trata de desacuerdos intelectuales, que son necesarios en el debate público. Todo me enfrenta, por ejemplo, a Alain Finkielkraut, pero lo creo sincero en lo que dice, contrariamente a los intelectuales falsificadores que denuncio en mi obra.
HD.- Usted habla de mentiras, e insiste mucho en el cuento de las armas de destrucción masiva en Irak. ¿Pero muchos de los que defendieron esta impostura no lo hicieron de buena fe ?
P.B.- En aquel momento, fue su estatus de experto lo que debió ser cuestionado. En lo que concierne a los dos ejemplos que cito, François Heibourg y Thérese Delpech, dudo francamente de su sinceridad. Pienso que ellos retomaron una argumentación estadounidense que se situaba en la línea derecha de su pensamiento. ¿Cómo explicar que un régimen que sufre un embargo desde hace 12 años y cuyo arsenal ha sido destruido pueda tener armar nucleares ?
HD.- ¿Diría usted que la mayoría de los intelectuales a los que ridiculiza se mueven en la órbita “neoconservadora” francesa ?
P.B.- Yo no diría que todos sean neoconservadores. Además reconozco que BHL, se opuso a la guerra de Irak. ¿Cuál es la lógica común a esta gente ? Más o menos, piensan que Occidente tiene valores superiores al resto del mundo. Tienen la percepción de que el mundo occidental está amenazado por la emergencia de otras potencias y que es necesario defenderlo, incluso por la fuerza. Igualmente tienen como punto en común situar el terrorismo islámico como una amenaza global equivalente a la que representaba el nazismo en la expresión de su poder, y de hacer de la defensa de Israel una prioridad. Evidentemente, cada uno expresará estos puntos de vista con más o menos matices.
HD.- Esta idea de una inmensa batalla en el seno de los países musulmanes entre los moderados y los fanáticos parece agrietarse con de las revoluciones árabes. ¿Piensa usted que estos procesos pueden debilitar la influencia de este corriente de pensamiento ?
P.B.- Hemos vivido durante 10 años en un clima de terrorismo intelectual bastante duro, donde quien intentaba reflexionar sobre las causas del terrorismo era acusado de ser cómplice de terrorismo, y donde cuestionar las políticas occidentales era asimilado a una forma de síndrome de Estocolmo en relación a los terroristas. La muerte de Bin Laden y las primaveras árabes vienen a cuestionar todavía más la validez de sus tesis. Pero ¿van por ello a ser cuestionados ? Creo que desgraciadamente no. Hay una desfase entre la coherencia de sus tesis y su omnipresencia mediática, que se debe ante todo a la fuerza de sus redes de contactos.
HD.- ¿Cuáles han sido las reacciones a su obra ?
P.B.- Caroline Fourest me ha acusado de haber apoyado a los peores regímenes árabes y ha preguntado por la financiación del IRIS, dando a entender que estábamos bajo la tutela de dictaduras. Es una acusación ritual a partir del momento en el que nos hemos opuesto a la guerra en Irak. Pero supongo que la mayoría no irán frontalmente, porque no están por el debate público. Estoy acostumbrado a ello. Desde 2003 y la polémica ligada a mi libro “¿Se puede criticar a Israel ?”, Bernard Henri Levy ha intentado echarme como director del IRIS.
HD.- Usted nombra mucho el caso de BHL, quien, como usted recuerda, ha visto duramente criticado la calidad de su trabajo por Gilles Deleuze, Raymond Aron o Pierre Vidal-Naquet. Varios libros han denunciado también sus imposturas. ¿Sirve aún para algo enfrentarse a él, vista la impunidad de la parece beneficiarse?
P.B.- Efectivamente, se beneficia de una impunidad total y no espero con mi libro perjudicar su carrera o limitar su espacio mediático. Hay un grado de servilismo insólito a este respecto, lo que cuestiona el funcionamiento de nuestra democracia y de una parte de los medios de comunicación dominantes. Yo quería sobre todo demostrar que detrás de esta reivindicación de intelectual libre y volteriano se esconde un temible censor. Es alguien que intenta permanentemente promover a sus amigos y destrozar la carrera de aquellos que no son lo suficientemente admiradores suyos.
(*) “Les intellectuels faussaires”, Ediciones Jean Claude Gawsewitch, 247 páginas, 19,90 €