10/24/2016 06:28:00 p. m.

¿La Información Soy Yo?



Por Hasardevi
Octubre 24, 2016

“Ya no es necesario que los fines justifiquen los medios. Ahora, los medios, los medios masivos de comunicación, justifican los fines de un sistema de poder que impone sus valores en escala plantearía. El Ministerio de Educación del gobierno mundial está en pocas manos . Nunca tantos habían sido incomunicados por tan pocos” Eduardo Galeano

Con una hábil manipulación de la prensa, pueden hacer que la víctima parezca un criminal y el criminal, la víctima. Malcolm X


El Dr. Edgardo Buscaglia, quien entre otras cosas es Presidente del Instituto de Acción Ciudadana en México y cuya experiencia como asesor en reformas judiciales y combate y prevención del delito organizado y corrupción privada y pública, es bastante amplia según se puede ver en su curriculum, tiene propuestas interesantes y seguramente su trabajo puede ayudar a resolver problemas de inseguridad y violencia que se viven en distintas latitudes. En su cuenta de Twitter suele hacer repetidas críticas a las situaciones de corrupción que abundan en este país.

Ya sea que se esté o no de acuerdo con todas sus posiciones, las cuales se hacen un tanto borrosas, especialmente cuando sobreviene el tema de la izquierda en México que de por sí es polémico, su trabajo es respetable.

Difícilmente me dirijo a un político en el entendido que, la mayoría, no todos, son arrogantes y cortos de ideas. Mentirosos y poco educados pero hipócritas cuando buscan el favor de la gente. Tratándose de un académico e intelectual, uno espera un poco de urbanidad, al menos. Dialogar en las redes, especialmente a través de  Twitter, no es sencillo, pero la cortesía y afabilidad, difíciles de encontrar hoy en todas partes, me parece que no hacen daño.

Pocas personas se molestan en responder a la crítica o a una refutación y no me refiero a interpelaciones groseras ni desde luego agresivas. La gente está en su derecho de no contestar. Algunos reaccionan al halago pero jamás a la crítica; me refiero a periodistas, académicos, figuras públicas, políticos, servidores y representantes públicos, etc. a quienes se puede observar ahí, en sus cuentas de Twitter. Algunos responden airadamente por el atrevimiento de “ciudadanos comunes” a llamar su atención sobre algún punto discordante. No está de más decir que me refiero a quienes interpelan de manera educada, mesurada o simplemente no majadera. Los comentarios ofensivos y majaderos no merecen atención, en eso estoy de acuerdo y procuro tampoco prestarles ninguna atención.

Buscaglia hizo comentarios que si bien pueden no ser dolosos, lo parecen, ya que  atacan, éstos sí, la honra y credibilidad de un dirigente político y más aún de todo un movimiento popular que ha devenido en partido. Al cuestionarle por tales dichos, intensificó su “crítica”, para al fin contestar llamando “troles pagados” a quienes hicimos notar que parecía que estuviera recibiendo “línea” de alguien y que lo que decía era irresponsable porque debido al ascendente de que goza en las redes podía confundir expresando esas opiniones como si fueran hechos que le constan.

Escogió ponerse a la defensiva y atacar en lugar de establecer un diálogo. La soberbia ciega a muchas de estas personas que ejercen el oficio de escribir o hablar en público y
 piensan que nada tienen que explicar, que no tienen responsabilidad de sus dichos y que tratan sólo con ignorantes (aunque es verdad que hay muchos, dicho sea de paso). O bien, que pueden mandar a la gente a “aprender” de ellos, recomendando, por supuesto, “su obra”, y no responden al punto sobre el cual se ha desatado la controversia.

Desde hace tiempo el ambiente en México está muy enrarecido, y hoy que los foros en donde se puede expresar la gente se han multiplicado, es cierto que no se lee ni lo más inteligente, ni lo más educado,  ni lo más urbano, pero creo que alguien suficientemente inteligente sabría distinguir entre un ataque y una justa indignación que busca interpelar con el derecho que le asiste a todo mundo a hacerlo sin transgredir las reglas elementales de la urbanidad.

Más grave es todavía, que un medio en Internet, en este caso RompevientoTV, pretenda abonar al encono en lugar de al diálogo, haciendo suya la victimización de Buscaglia, (no es el único, es cierto, hay otros (as) y peores que él que, en su intolerante soberbia, responsabilizan a los otros, precisamente de lo que ellos hacen: atacar, burlarse, insultar veladamente, etc., para después victimizarse en las mismas redes y claro, ante los micrófonos que siempre tienen a disposición.

Buscaglia estuvo, él sí, atacando a López Obrador, a Morena, a John Ackerman y hasta a simpatizantes de morena, como es mi caso y el de unos compañeros que, sin ser militantes, estamos dispuestos a no esconder nuestra adherencia y a defender aquello en lo que creemos y por lo que luchamos que es una verdadera regeneración de la vida social y política en este país. Sin los fanatismos ideológicos de los que sin respeto se acusa a todo aquel que simpatice con Morena o co AMLO, nos mueve la convicción de que es indispensable la toma de poder para transformar la vida nacional y elegimos la vía pacífica, que en este caso es la electoral a la que constitucionalmente tenemos derecho como humanos. Eso no significa que no atendamos la necesidad de la lucha comunitaria, de una brega de todos los días en todos los foros, cada cual con nuestro propio trabajo personal y sin recibir un peso de partido u organización alguna. En nuestro caso, como el de muchos, este activismo es voluntario y no media ni se espera remuneración ni favor alguno.

Por eso resulta indignante que estos medios y estas personas recurran al denuesto abusivo -porque no hay manera de contrarrestarlo en la justa medida,  sin conocer la otra versión y se llamen al mismo tiempo “alternativos”.

He visto cómo más de un intelectual, periodista, escritor, locutor, opinador, etc., reacciona con una gran virulencia si se cuestiona su punto de vista. Por otra parte, muchos no son capaces de ocultar su fobia hacia el Lic. López Obrador y la izquierda del Morena. El tema que hoy de nuevo surge, Marcos y el EZLN, es otro foco que enciende las pasiones en forma más bien extraña, según he podido observar.

Repetiré aquí lo que expresé en Twitter cuando vi el anuncio de RompevientoTV sobre la entrevista en “Perspectivas" a Edgardo Buscaglia diciendo: “hablaremos de los ataques al doctor Buscaglia por parte de integrantes de Morena”.

Lo anterior coincidió con una serie de asertos de Luis Hernández Navarro en relación a la “candidatura independiente” de una mujer indígena anunciada por el EZLN, misma que ha dado lugar al escepticismo de muchos que cuestionan la falta de congruencia, para no decir más por ahora, de esta organización armada.

¿Sólo es válido para nosotros ser espectadores de lo que la “élite” periodística, opinadora, intelectual, etc., diga? ¿Sólo podemos alabarlos pero jamás cuestionar, ni siquiera diferir? ¿No están obligados a dar explicaciones cuando abiertamente están distorsionando los hechos con sus dichos? ¿Cualquier interpelación (urbanamente hecha) es un “ataque”?

Si los medios alternativos actúan con soberbia y mentira (la constante en los medios comerciales), manifiestan mediocridad. Se constituyen en el “imperio”, entonces, de la comunicación: ¿“La información soy yo”?

RompevientoTV repite sin matiz alguno: “ataques en contra de Buscaglia por parte de integrantes de Morena”. ¿Se busca el sensacionalismo para atraer audiencia?
¿Y la defensa de la audiencia? ¿Qué tal los ataques de Buscaglia a simpatizantes de Morena por el simple hecho de refutar sus dichos?

Observé también cómo el Coordinador de Opinión de La Jornada reaccionó virulentamente sólo porque alguien aludió a la “candidatura” del EZLN como algo hecho con intención de dividir, (a este respecto abundan las pruebas de la oportunidad con que Marcos ha intervenido en cada elección y los ataques, esos sí, a la figura de López Obrador y sus simpatizantes). El Sr. Hernández llamó calumniadora a la persona que lo interpeló y me consta que no actuó con falta de educación.

Es indignante el poco profesionalismo y nulo tacto para tratar un tema en los medios que hoy gozan de cierto respeto, en este caso La Jornada y RompevientoTV. La falta de imparcialidad y respeto a quienes se dirigen significa que siguen el camino inescrupuloso de los "otros" medios y es comenzar a cavar su tumba, al socavar credibilidad en aras de alabar a sus admirados "intelectuales" y mostrar desprecio por la ciudadanía, mucha de la cual, al menos en las redes, es también su público.

Si los medios, las personas que ahí sirven de vasos comunicantes (o debieran), piensan que la audiencia es una masa informe, se deshumanizan y yerran.

Hoy que México está colapsado en todos sentidos, el tejido social roto, las formas ya probadas no han funcionado para mejorar el estado de cosas y aún así se insiste en seguir por los mismos caminos: eso significa que hay una total falta de visión y de empatía.

Por qué no mejor estos medios se convierten en los verdaderos vasos comunicantes que ayuden a restaurar el diálogo, haciendo a un lado la soberbia y escuchando también. Porque eso de jugar el papel de víctima ante la réplica de la gente, no es  digno ni profesional. Los únicos límites a la libertad de expresión deben ser la ética y el respeto.

Los medios y sus hacedores deben dejar de ver a todos por igual como “legión de imbéciles”, como dijo alguien que quizá se mordió la lengua. Aun cuando los haya, y muchos, de ambas partes, eso sí.

En todo caso, hay que hacerse la pregunta ¿Cuál es el fin de los medios? ¿Para quién y para qué trabajan? ¿Es la paz su prioridad? 


10/13/2016 10:13:00 p. m.

La descalificación a la oposición real



Por Hasardevi
13 de Octubre, 2016

Medios de comunicación es sólo una palabra que ha venido a significar mal periodismo
- Graham Greene


De los medios y “lo relevante”

Asistimos a la decadencia del imperio y ésta es llevada a todos los escenarios posibles, lo podemos ver en los medios de siempre y en las redes.

El duelo verbal de los candidatos a la presidencia de los EEUU –los únicos dos que parecen importar desde el principio, es la noticia constante, pero todo se centra en las personas y no en los proyectos. Así, ante la estridencia y grosera actitud de Trump, se pasa por alto la gravedad de la historia de mentiras y beligerancia de la Sra. Clinton.

El tercer candidato, Bernie Sanders, quien por cierto dio una buena batalla, fue minimizado y hasta ridiculizado para finalmente ser derrotado... por el sistema. Mediante un fraude llevado a cabo dentro de su propio partido y evidenciado por wikileaks, fue hecho a un lado el candidato que la mayoría de jóvenes y mucha gente educada prefería.

Lo extraño, es que todo parece seguir adelante según los planes (¿de quiénes?) La matanza de afroamericanos, la mala situación económica que se vive en los EEUU y la mala fama internacional de su política intervencionista –dicho por propios analistas norteamericanos incluso- parecen ser poca cosa ante los escándalos del candidato Trump, por ejemplo. Y no lo son. Pero hoy en día la importancia de las cosas se mide por rating, y esto es parte de la desgracia del mundo actual.
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Hablando de candidatos denostados, de políticos que surgen con un especial atractivo para la gente que quiere cambios de fondo y no sólo declaraciones políticamente correctas que en la práctica se traducen en “más de lo mismo”. De esos a quienes llaman “populistas” -un halago en comparación con los múltiples denuestos.

A este tipo de políticos se les ridiculiza, se les calumnia, se les etiqueta de muchas formas y se exageran sus dichos, pero pocas veces se analiza su trayectoria generalmente congruente, sus proyectos y propuestas políticas y su sobriedad en cuanto a forma de vida. Lo que se hace con ellos es presentarlos en los medios como raritos, ingenuos, ridículos, cuando no totalmente peligrosos para tal o cual país.

Es el caso de Bernie Sanders, Jeremy Corbey, Pablo Iglesias, Jean Luc Mélénchon, Andrés Manuel López Obrador… para mencionar sólo algunos. Ni qué decir de las lindezas que se dicen y han dicho de Hugo Chávez, Maduro, Correa, Morales, Kirchner, Da Silva, Roussef. Una de entre ellos ya incluso depuesta mediante un golpe “blando” (y bajo).

De Bernie Sanders, se llegó a decir que era “el peor candidato a la presidencia” y que sus seguidores eran unos idiotas… sobre todo, se atendía al alto “rating de aceptación que sí tenía Hillary". Se dijo que las promesas de Bernie en campaña eran simplemente irrealizables y que aun cuando ganara, ninguna de sus propuestas pasaría… Pero se le llamó sexista y racista, a él, no a Trump, que conste. Sus ideas, por supuesto, todas o casi, eran malas.

Jeremy Corbyn, no un candidato a la presidencia pero sí un político a la cabeza del Partido Laborista, fue presionado por Cameron para que renunciara cuando lo culparon por el resultado a favor del “Brexit” al grado de decir: “¡Por amor de Dios, váyase!”, él y correligionarios del partido quisieron hacer recaer en Corbyn el fracaso de sus políticas acorralándolo para que dejase el campo libre. Pero no lo hizo, y volvió a ganar. Y así, tan burdamente como en el caso de Sanders, de él se dijo: “Es la peor persona del mundo para liderar el partido laborista británico ya que él ni es trabajador, ni es un líder”.

Se le acusó al hoy líder del Labor Party –después de todo- de estar a favor de que las Islas Malvinas fueran compartidas con Argentina… De haber apoyado al IRA, de ser pro-soviético, como si eso en sí mismo fuera reprobable. Además de llamarlo antisemita, pro-terrorismo, etc. Acerca de su liderazgo, se decía que tenía “poca idea de cómo manejar los medios”, ¡algo imperdonable hoy en día! ¿no es cierto?. Corbey, decían, tenía el “rating” de aprobación más bajo para un líder opositor.
Pero para Jeremy Corbyn, “el mandato de cientos de miles de personas comunes”, pesó más que la gente en su partido que no estaba del todo de acuerdo con la dirección que él intentaba dar al partido. Angela Eagle y Theresa May se quedaron con las ganas de presidirlo.

El secretario general del partido político español Podemos, Pablo Iglesias, es criticado incluso por su aspecto. Su larga coleta, su piercing y su juventud (e "inexperiencia" según algunos). Pero entonces ¿las críticas por la “avanzada” edad de Sanders y Corbey?. Hace un par de días Pablo dijo: “Me aconsejan cambio de look para ganar votantes”. Hoy en día, todo el mundo lo sabe, el “look” lo es todo, faltaba más. Y por ahí se va el “debate” en estos días, al fin que lo que sobra es tiempo para arreglar los problemas de España, (y en eso como se parece a México) y si no, ¿para qué diantre están las redes? Lo bueno es que los medios tienen para comer un rato y así, ni quién diga nada. 

Pero las ideas y propuestas de “el coletas”, que así le llaman, a manera de denuesto a Iglesias, son lo de menos. Que su partido forme parte de la tercera fuerza política en España no es relevante. Y que diga claramente que “la credibilidad nos la da no disfrazarnos de lo que no somos” y no aludiendo a su apariencia personal, sino a la esencia ecléctica con que se creó Podemos, tampoco es lo que realmente interesa a medios y detractores, o a los indiferentes que piensan “¡bah, todos son lo mismo!,” sino que mantenga la coleta vigente: el muy impertinente. “Es que el tono radical de Podemos provoca miedo”, dicen algunos (quizá si cambiara de apariencia su secretario general, no sonarían tan radicales ¿?) Los miembros de ese partido se enfrentan, al parecer, al mismo ninguneo y crítica feroz que Morena en México, que en voz de uno de sus más connotados miembros ha dicho: “no vamos a entrar al juego del perfume y la ropa caros, ni de la comida con caviar…” (palabras más o menos del maestro Bernardo Batiz). Pablo Iglesias lo advierte contundente: “Te pueden convertir en aquello que querías combatir”.

Iglesias dice que lo verdaderamente importante es el debate sobre España y llama a la responsabilidad para que no sean los medios de comunicación quienes impongan las reglas del juego como sucedió, a su juicio, con el PSOE. Y, por supuesto  –a través de encuestas de los medios,  Iglesias es el político “peor valorado por sus propios votantes”… En uno de esos debates públicos armados por los medios, que tanto gustan, fue Iglesias el “peor valorado”, incluso, ¡que el mismo Rajoy!

Y ¿por qué así? Porque Iglesias no edulcoró sus asertos sobre el PSOE y otros asuntos apremiantes en España. Pero resulta que el “pasado chavista” de Iglesias pesa en la opinión de los españoles, sí, tal cual según algunos medios, y su “falta de moderación”, es lo que asusta tanto.

Por su parte, en Francia, no obstante el fracaso total de Hollande, o quizá en parte por ello, ya que su gobierno ha quedado mal con izquierdas y derechas por igual, Jean Luc Mélénchon es visto, nada más y nada menos que como un ¡populista! Y ya sabemos que eso no es bueno en los “ratings”. Es el fundador del Partido de Izquierda que aglutina a varias corrientes y que avanzó mucho con su candidatura en las elecciones del 2012. A él se le acusa en ocasiones de rijoso, y se le calumnia diciendo, al igual que con AMLO, que usa relojes carísimos “diciéndose de izquierda”.
En Francia son algo más cuidadosos con la difamación a sus propios políticos, es verdad, sin embargo hay medios que dicen por ejemplo, que 6 de 10 franceses tienen una mala opinión de Mélenchon, “es decir, un 59%” , dicen en encuesta algunos medios a finales de agosto, preparando así el terreno para las elecciones presidenciales en 1917.  Sin embargo, se aclara que ese candidato tiene las mejores opiniones en relación con los otros candidatos de izquierda por ser, las suyas, las mejores ideas de la izquierda, por encima de Arnaud Montebourg (del Partido Socialista) y por supuesto de François Hollande.

Lo que resulta muy interesante es la visión que Mélenchon ofrece acerca de la opinión de Europa sobre América Latina, al menos a través de los medios. “Se refieren a AL como a un enemigo, una potencia emergente y un problema. Es presentada como población de indígenas folklóricos y con mucho desprecio. Los medios presentaban a H. Chávez como un payaso violento y a Rafael Correa como un hombre raro, sin corbata; son ridiculizados.”

Mélenchon está de acuerdo con lo dicho por Ernesto Laclau, que “el partido de oposición en América del Sur son los medios de comunicación”. “Desprecian lo que se ha hecho para que la gente no tenga confianza en ellos mismos”.


Hoy en día, me parece, los medios están siendo el partido de oposición en todo el mundo. De oposición al arribo de una sociedad más equitativa, de gobiernos en pro de los pueblos en general y no únicamente de oligarquías. A favor de la cultura y no del entretenimiento barato y la banalización de la política y el desprestigio de quienes pretenden avanzar precisamente a favor de la justicia y la equidad de los pueblos.
10/09/2016 06:52:00 p. m.

El Estado fragilizado por los sucesivos fraudes




Por Hasardevi
Octubre 9, 2016


La dignidad es un llamado a regresar a las raíces primordiales de la humanidad, a construir la paz




Difícilmente habrá pleno reconocimiento de los derechos humanos, en los hechos, no sólo en las leyes, en un país en el que ninguno de los poderes constitucionales funciona como debe.
El ejecutivo es impuesto y su poder discrecional traspasa incluso las barreras de lo legal.  Los fraudes de los cuales devienen estas presidencias que desde hace décadas gobiernan a México, impiden que haya una vida pública sana.

Lo que se diga en este sentido, ya que algunos proclaman en recetas y recomendaciones teorías para acabar con la corrupción, carecerá de trascendencia porque las “condiciones” para mejorar la seguridad y combatir la violencia,  la democracia misma, se estrellan contra el muro de un régimen viciado de origen, nacido del fraude. Obviar esto es obviar la historia y, por tanto, repetirla dolorosamente.

El ensayo editado por morena y de distribución gratuita, coescrito por Paco I. Taibo, Elena Poniatowska, Héctor Díaz Polanco, Fabrizio Mejía, Héctor Vasconcelos, Pedro Miguel, Jesús Ramírez Cuevas, José Alfonso Suárez del Real y Sanjuana Martínez, Fraude 2012, advierte desde el comienzo que el fraude es viejo en la historia de México. Hay por lo menos registrados cinco grandes fraudes: los cometidos contra José Vasconcelos (1929), Juan Andreu Almazán (1940), Miguel Henríquez Guzmán (1952), Cuauhtémoc Cárdenas (1988) y Andrés Manuel López Obrador (2006). En consecuencia, los mexicanos hemos sido llamados “los hijos del fraude”. Así comienza este breve pero profundo ensayo sobre  la gran desgracia nacional,  en  la que se asientan todas las otras desgracias que hoy se viven en este país.

Para Francisco Estrada, existe un fraude más: el fundacional, podría decirse, llevado a cabo en el siglo XIX apenas alcanzada la Independencia de México en 1824, aún sin partidos políticos pero con logias que actuaban como tales y sin voto directo, pero comprándolo a quienes sí podían ejercerlo.


“Fraude 2012” nos recuerda por ejemplo, que en 2006 el fraude tuvo lugar de manera burda con la “alianza de los poderes fácticos y la pareja presidencial en turno, con autoridades electorales que traicionaron su vocación y desacreditaron, quizá irremediablemente, la institucionalidad democrática de México”.

En el escrito mencionado, se alude a la de 2012 como una elección comprada.  Por lo tanto, si como ahí se asienta la elección no fue ni libre ni auténtica, no puede hablarse de un gobierno democrático en absoluto. Un fraude se perpetró en 2012 ya que comprar una elección con la connivencia de los órganos electorales que se negaron a admitir e investigar las pruebas aportadas, equivale a una gran estafa a la democracia.

“Existe en México un establishment político-económico-financiero-sindical-intelectual-mediático aún más fuerte y poderoso que el que en Inglaterra dio origen al término.” Y es éste quien determina quién gana las elecciones en México. Y este establishment decidió hace tiempo que AMLO no debe tener acceso al poder. La razón principal: porque no es “comprable” ni susceptible de ser cooptado, por tanto sólo les queda “anatematizarle”. Esto es, satanizarlo, imprecarlo, calumniarlo, ridiculizarlo, en fin, hacer todo lo que sea necesario para hacer de él un personaje peligroso, cubrirlo de todos los defectos de los que, quienes detentan el poder, sí son poseedores, como corrupción, ineptitud, etc.
Si antes ya se hablaba de concertaceción entre PRI y PAN, en 2012 quedó claro que eran absolutamente lo mismo, y, con el represor Mancera a la cabeza del gobierno del DF, se consumó el pacto, con el PRD, incluido lo cual estableció formalmente la desaparición de la izquierda de ese partido. Hoy sólo morena puede adjudicarse tal título.

El gobierno de Mancera merece mención aparte por la traición al electorado que votó por un gobierno de izquierda en la capital de la República y a cambio obtuvo un gobierno reaccionario, ineficiente, vasallo del gobierno federal y que ha sumido a la ciudad en un caos en todos los sentidos. Mancera comenzó a deslegitimarse desde el 1º de diciembre cuando hizo caer el peso de la represión sobre quienes se manifestaron en contra de Peña. El dolor y perjuicio que ha causado en decenas de familias (hoy aún hay gente encarcelada y hubo incluso muertos y heridos) es la marca de su fallido gobierno. Hombre desleal y embustero, se ha granjeado el desprecio de la ciudadanía con sus reiterados atropellos a los derechos humanos y desplantes fascistoides.

Regresando al ensayo en cuestión, en éste se nos recuerda que  el viraje hacia la derecha de la élite mexicana ha ido consolidándose con los gobiernos neoliberales de las últimas décadas y prueba de ello es el desmantelamiento del Estado Laico, antes médula de la vida pública mexicana.
Hoy, a cuatro años del fraude prianista y con 28 mil desaparecidos políticos, también la soberanía nacional y la política exterior mexicana –antes respetada- están en abierto entredicho. Las acciones del gobierno peñista, con las contra-reformas constitucionales y una política exterior servil, han abatido lo poco rescatable de la política oficial y sumido a México en la desolación.

Si hemos de preguntar qué sigue, qué haremos, en dónde está la respuesta, tendremos que mirarnos al espejo: La respuesta está en el pueblo. Y en eso coinciden los autores de este recordatorio de nuestra terrible realidad.

“… Y en particular de sus jóvenes. No creo que sean los tribunales electorales, los partidos políticos (aunque su papel será imprescindible), ni tampoco un solo dirigente quienes determinen el porvenir. Sólo la gente, la concientización del pueblo, la firmeza y determinación de los jóvenes que hoy están a la vanguardia de la actitud crítica hacia nuestra sociedad, sólo ellos habrán de determinar el futuro. En 1929 en Guaymas, al inicio de este ciclo de elecciones fraudulentas, José Vasconcelos pidió un puñado de hombres armados para hacer valer la legalidad electoral. No los hubo. Nosotros pedimos cientos de miles, millones de hombres y mujeres, desarmados, pero decididos a cambiar la realidad del país ¿Habrá hoy suficientes ciudadanos empeñados en sostener los principios democráticos y a detener —47— Fraude 2012 las prácticas ilegales y los arreglos turbios? O bien, ¿entraremos en un período en que la corrupción y la explotación de los más débiles tengan libre curso por tiempo indefinido? La respuesta está en el pueblo y los jóvenes: ellos tienen la palabra y son hoy la vanguardia de nuestra historia". (Héctor Vasconcelos)

Tenemos que comprender, es imprescindible, el grado de descomposición en que el país entero ha caído. Con un presidente espurio que acusa al pueblo de corrupto mostrando cínicamente su nuevo avión, su “casa blanca” cuya dudosa adquisición ha sido perfectamente documentada, sus viajes con enorme séquito; todo esto con cargo al erario, es decir, al pueblo empobrecido por esa clase política rapaz. En parte por esa amenaza de los gobiernos que asesinan, desaparecen y encarcelan a sus jóvenes, que criminalizan la protesta social. En parte por el circo mediático que desorienta y entretiene, la sociedad mexicana parece haber caído en una especie de marasmo. Y otra parte de esta sociedad, se encuentra inmersa en el torbellino de la manipulación llevada a cabo por los medios.

Es menester comprender también que los casos Ayotzinapa, Atenco y demás barbaridades, son resultado de un régimen espurio, de gobiernos fraudulentos. La falta de respeto que se da en los tres niveles de poder, con una suprema corte comprada, y los poderes judicial y legislativo al servicio del ejecutivo es el origen de toda esta corrupción que desemboca en desgracia de tanto en tanto, y estos hechos se suceden cada vez con más celeridad.

Es imperioso atacar al origen para poder revertir el estado de cosas. Hay que poner las redes al servicio de la denuncia, para estar marcando en un ejercicio de constancia y valor civil, con seriedad y sobriedad, a estos delincuentes que no se esconden, que exhiben desvergonzadamente hasta en videos su abominable contubernio.

Hay que comenzar por reconocer que no vivimos en una democracia. Llamar a las cosas por su nombre, radical como suena, es mantener la lucidez y no perderse en eufemismos. No obstante, eso no significa vivir en medio de una batalla campal, ni permitirse la deshumanización con la violencia en la que el adversario pretende envolver toda acción contestataria. Significa permanecer enfocados en una digna humanidad para no sucumbir mientras se mantiene firme el paso hacia adelante.

La insurrección significa no seguir ni el tiempo ni el sendero que pretenden marcar los medios e intelectuales al servicio del statu quo. Significa confrontar y exigir respeto a quienes sí representan hoy los intereses del pueblo y están en Morena dando la batalla en las cámaras y en la Asamblea Constituyente. Ponerse de pie sin temor a expresar públicamente la propia filiación hacia un nuevo proyecto de Nación, hacia el movimiento por la regeneración nacional. La vergüenza es de los falsos representantes, malos gobernantes y medios e intelectuales sumisos al régimen; la dignidad, está del lado de los que luchan por cambiar ese régimen.