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Los salvaguardas del poder

...o de la servidumbre voluntaria



Por Hasardevi
17 de Septiembre de 2015


"Algunos encuentran una especie de gloria en mostrarse como los mejores servidores del poder, de protegerlo, de actuar para salvaguardarlo.”

Mucho he comentado, desde hace años, en mis programas “Del Caos al Cosmos” (aquí un link a un artículo que escribí en 2011 en donde lo menciono de paso también http://hasardevi.blogspot.mx/2011/09/las-crisis-tienen-un-origen.html )  sobre La servidumbre voluntaria de Etienne de la Boétie,  escrito cuando La Boétie tenía sólo 18 años, a mediados del siglo XVI. La vida de La Boétie fue muy breve ya que murió a la edad de 36 años habiendo ganado por cierto el reconocimiento de su contemporáneo, el gran filósofo Michel Eyquem de Montaigne (1533-1592). Aquí un fragmento de su Discurso:

“Sólo quiero entender cómo es posible que tantos hombres, tantos pueblos, tantas ciudades, tantas naciones, soportan un solo tirano que no tiene más poder que aquél que ellos le dan, que tiene poder para dañar en la medida de lo que están dispuestos a soportar, y que no podría hacer ningún daño si ellos no gustaran de sufrirlo en lugar de contradecirlo.

Es realmente sorprendente y, sin embargo tan común, que deberíamos más bien deplorarlo que sorprendernos: ver cómo millones y millones de hombres son miserablemente sometidos, la cabeza gacha, a un deplorable yugo, no porque se vean obligados por una fuerza mayor, sino por el contrario, porque están fascinados y, por decirlo así, embrujados por el nombre de uno, al que no deberían ni temer (puesto que está solo), ni apreciar (puesto que se muestra para con ellos inhumano y cruel).”

Casi cinco siglos después, y tan actual, tan vigente que debería avergonzar a estos usuarios de los medios, de la tecnología, vivir en tales burbujas de indolencia.
¿Por qué hoy un puñado de ricos y poderosos se enseñorea en el mundo? ¿Por qué millones de complacientes servidores se empeñan en agachar la cerviz?

El fenómeno de Donald Trump es sencillo de entender a la luz de esta reflexión de La Boétie. La gente le admira “porque algo ha hecho bien el sujeto si es tan inmensamente rico” ha dicho uno de sus seguidores estadounidenses, septuagenario, por cierto. Su gesto permanentemente despectivo es
indulgentemente obviado por aquellos que, gustosos, se disponen a… servirle. 

Ese “cerdo ignorante” como le llamó Roger Waters, co-fundador de la estupenda banda Pink Floyd, dijo también que Trump era el “epítome de todo lo que pueda considerarse mal,” y si bien le divertía hasta cierto punto, no le parecía divertido que fuera tan popular como es. “El vive bajo la ilusión de ser admirable de alguna manera”, dijo Waters sobre Trump. Yo tengo la impresión de que la gente también vive bajo la misma ilusión.

No sólo los que admiran al multimillonario viven bajo esa ilusión. Me parece que todos quienes en México vitorean, sirven o aun sólo toleran a los pésimos gobernantes, “servidores” públicos, y demás fauna institucionalizada, piensan que ellos son de alguna manera admirables… y quizá ellos, quienes se aprestan a servirles, lo son también por ese mismo hecho.

“Ignorante” dijo el talentoso Waters, y aludió a los medios que replican lo que al 1% conviene para mantener el control. Ignorancia es sin duda el mal, pero no solamente, pues se acompaña con esa necesidad de servir al poder, a los ricos, poderosos, famosos, no importa que hayan logrado todo eso por los caminos más ruines.

Acaba de pasar el día nacional por antonomasia, la independencia. Y a casi doscientos años de consumada ésta, resulta que los tiranos se convierten en héroes y por obra y gracia del peñismo, Porfirio Díaz deviene uno de los héroes “que nos dieron patria”. Así, un individuo de nombre Diego Gómez Pickering quien funge como embajador de México en Inglaterra, grita “¡Viva Porfirio Díaz!” Y la turba presente corea “¡viva!” en la noche del 15 de Septiembre, y -al mejor estilo peñista- no sólo lo hace sino que pretende esconderlo y en su reporte se omite dicho nombre y se insertan los de Galeana y Matamoros (según nota 

Deplorable la inconsciencia de la turba, deplorable la actitud taimada del embajador que habla de su servilismo al régimen. Deplorable el lumpen de cuello blanco que guía al lumpen inconsciente que sostiene al 1%.

En México Peña tuvo que recurrir a sus “servidores” para amenazar a los “invitados” al Zócalo si no acudían, el mismo que permaneció medio vacío. Y al fin el señor Peña no pudo librarse de la valiente protesta de un grupo de estudiantes, con las consecuencias ya bien conocidas del odio del lumpen al servicio de los poderosos, que los maltrató y desapareció por unas horas –al parecer- a algunos de ellos.

Un rendido sirviente del régimen peñista, Miguel Mancera, se hizo servir a su vez por el lumpen perredista para llevar a cabo su informe mendaz y deleitarse con los aplausos de otros sirvientes igual que él.

Como dijo Waters respecto a su próxima película del concierto, Roger Waters The Wall, “espero que la gente lo tome como una experiencia de unión. Si la gente ve esta película, lo que espero es que se miren el uno al otro y se digan  '¿Sabes qué? Somos una comunidad y somos muchos: Hay un montón de nosotros.'”



Cuándo comenzaremos a mirarnos y decirnos: “somos un montón” y ellos sólo unos cuantos, podemos derrotarlos. ¿Cuándo?