3/17/2022 04:56:00 p. m.

Asesinatos a periodistas ¿crímenes de Estado?

 

Por Hasardevi

Marzo 17, 2022

Con mi sincera dedicatoria al maestro Luis Javier Garrido (nos ha hecho falta).


«La humildad es la virtud central de la vida ya que brinda una perspectiva apropiada a la moral.»

 Inmanuel Kant

«La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo.»

José María Vargas Vila

Hablemos en el contexto de los asesinatos a periodistas en México durante lo que va del mandato del presidente López Obrador y de la acusación respecto a que se trata de "crímenes de Estado", acusación que el propio presidente ha rechazado por contar con los elementos (probatorios), según él mismo aclaró, que le permiten afirmarlo así. Además de aportar el dato de que actualmente sí se localiza a los autores y no existe impunidad porque no hay connivencia por parte del Estado.

Definir en pocas palabras al Estado no es tan fácil, recordemos que el gran constitucionalista Georges Burdeau ofrece incluso una clasificación de definiciones del Estado:    Definiciones Concretas, Abstractas, mixtas o descriptivas.

Por su parte, Burdeau considera al Estado una forma de poder político donde la nación es súbdita y a la vez colaboradora con el poder. Está también el elemento del Territorio, que, junto a los elementos anteriores, se conforma de manera somera una muy generalizada definición del Estado por varios autores.

Al tener en cuenta tal definición, intento explicar lo que significa un "Crimen de Estado". "El crimen de Estado es un delito altamente organizado y jerarquizado, quizá la manifestación de criminalidad realmente organizada por excelencia" (Juez Eugenio R. Zaffaroni). Y también según lo explica Zaffaroni, el crimen de Estado se caracteriza porque encuentra su justificación en la defensa del Estado mismo y/o de ciertos "valores" que tienen que ver con la "raza", las costumbres, el territorio; niega a la víctima o le niega su derecho como individuo/individua  llegando incluso a estigmatizarle; hay una abstracción de los hechos apelando a "lealtades superiores" colocándoles por encima de la vida humana.

Para que se hable de crimen de Estado se requiere que existan actos sistemáticos que se realizan de acuerdo a un plan o política preconcebida, con lo que se permite la realización repetida de dichos actos cometidos por las autoridades de un Estado o por particulares que actúan con respaldo de dichas autoridades, o bien con su tolerancia o incluso complicidad. Éstos actos deben ser generalizados y estar dirigidos a la población civil por motivos sociales, políticos, económicos, raciales, religiosos o culturales.

(Algunas definiciones del Derecho Internacional y/o asociaciones de víctimas)

  Durante los tres años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, hemos podido atestiguar la importancia fundamental que se ha dado a los derechos de las personas a la libre expresión y manifestación de las ideas en absolutamente todos los ámbitos y terrenos, por lo que, hablar irresponsablemente de "crímenes de Estado" con el fin de hacer caer toda la responsabilidad en el hoy mandatario es una canallada de la que nadie puede exculparse ni siquiera por "ignorancia". Se exceden muchos en sus descalificaciones al régimen actual de la 4a. Transformación, pero también en sus irresponsables calificativos hacia la figura presidencial. Es una torpeza que raya en la "banalización del mal" porque se pretende pasar por alto el verdadero terrorismo de Estado que se ha vivido en todos los sexenios anteriores a partir de Díaz Ordaz, y obviar la tarea titánica de este gobierno en su apoyo irrestricto en la búsqueda de desaparecidos de los regímenes anteriores y el esclarecimiento de los crímenes de entonces.

No ha escatimado este gobierno ni recursos ni voluntad política para la resolución de casos de asesinatos y de protección a periodistas, por ello resulta una cretinez si no es que una vileza, crear la percepción de una actitud "displicente" o incluso "irresponsable" por parte de algunos que incluso se pretenden "simpatizantes críticos" del gobierno de AMLO.

El hecho de que algún presidente municipal resulte ser presunto culpable de este tipo de delitos, eso, en sí mismo no lo convierte en "crimen de Estado" dado que, aunque autoridad, no existe una "política preconcebida" para llevar a cabo tal crimen. Se sabe sí, que el crimen organizado ha permeado las entrañas de los gobiernos e incluso, del poder económico, de manera que la situación es mucho más compleja que simplemente señalar como único responsable a quien hoy por hoy está luchando con todas las herramientas legales y políticas contra este terrible flagelo heredado de los gobiernos inmediatos anteriores.

  

3/04/2022 08:04:00 p. m.

Cincuenta y tantos


Por Jorge Garrido
Marzo, 2022

Haber nacido en la década de los 60's en México no puede menos que calificarse como una aventura, desventurosa reencarnación o propedéutico para el infierno.
Se nace dentro de un Estado totalitario que refrenda su naturaleza con la masacre de 1968 en Tlatelolco y asume, a partir de ahí,  su rostro más sangriento. Con la "apertura política" de 1970 impulsada por LEA llega también la represión y la guerra sucia que se extiende hasta fin de siglo.

Cuando los ahora cincuenta - sesentones empiezan a asumir conciencia de sí mismos, el régimen de la Revolución ya se ha corrompido a tal grado que el mal es ya irreversible; la fallida apertura política logró que para 1976 en las elecciones federales sólo se presentara un candidato a la Presidencia de la República, el inefable José López Portillo imagen misma de la corrupción.

En 1978 entramos en un crisis económica se la que no saldríamos hasta bien entrado el siglo XXI. De los próximos sexenios nos queda el desmantelamiento del Estado y sometimiento  los dictados de los organismos financieros internacionales.

Pero como no todo es política, vale la pena recordar otro tipo de acontecimientos que habrían de marcar los que nos encontramos cercanos  a la adultez mayor: la huelga universitaria y Politécnica de 1986 desafiando al Estado totalitario y que en 1999 tendría otra acción de resistencia contra los afanes privatizadores.

En 1984 la explosión de las caseras en San Juan Ixhuatepec y en 1985 los terremotos del 19 de septiembre, estos accidentes humano y naturales fueron exponenciados en sus daños por las condiciones de vida de muchas de las victimas; aquí también la corrupción hizo acto de presencia,

Ya desde 1988 el sistema parecía estar completamente agotado pero contrario a los que creímos, tuvo los controles suficientes para arrebatar mediante el fraude el triunfo electoral a la izquierda e imponer en la Presidencia al enterrador del régimen nacionalista: Carlos Salinas de Gortari.

El priismo, después de Salinas y Zedillo, no podría mantener el poder sin ejercer un control social más enérgico y evidente; para evitar la imposición de una dictadura pactó con la derecha la transición y de esta manera el cogobierno que ejercían desde 1988 se disfrazó de bipartidismo. La izquierda no encontraba aún su camino y el liderazgo requerido se estaba perfilando.

Con todo lo malo que tuvo, el primer gobierno prianista carga no sólo con el estigma de fingir la transición sino con la responsabilidad de organizar el fraude que en 2006 impuso al peor gobernante de todos los tiempos y sumió al país en un océano de sangre producto de un guerra absurda cuyo principal objetivo era la legitimación del espurio.

Poco escribo sobre el movimiento de regeneración nacional su origen y triunfo electoral, para ello ha habido, habrá,  tiempo.

Después  de la docena trágica panista y el vacío existencial del despeñadero, cuando no hemos terminado de reconocer, y menos aún  de aliviar, las heridas y la psicosis de guerra del fecalato, cuando parece que encontramos el camino por mas accidentado que sea aparece como señal apocalíptica la pandemia por sarscov2 y antes de que nos acostumbramos a la nueva normalidad surge el fantasma de la guerra global ( guerras hay otras pero a nadie importan ).


Después de todo esto, no nos pidan salud mental