Por Raymond Colitt
BRASILIA (Reuters) - El Gobierno de Brasil está enfrentando crecientes críticas internas sobre su manejo de la crisis de Honduras, con destacados legisladores que lo acusan de permitir al depuesto presidente usar su embajada en Tegucigalpa como un comité político.
Manuel Zelaya, quien fue derrocado por un golpe y expulsado del país el 28 de junio, ha virtualmente ocupado la embajada brasileña con decenas de partidarios y ha dado numerosas entrevistas a medios locales y extranjeros.
Su repentino retorno hace una semana desató violentas protestas en Tegucigalpa y colocó a Brasil en el centro de una batalla interna de poder y de una crisis diplomática internacional.
El Gobierno y legisladores brasileños de oposición, y aun algunos aliados, han exhortado al presidente Luiz Inácio Lula da Silva a restringir el enfrentamiento político de Zelaya desde la embajada.
"Las actividades políticas de Zelaya son inaceptables, debilitan la posición y la imagen internacional de Brasil", dijo el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Eduardo Azeredo, a Reuters.
Azeredo afirmó que Brasil debe otorgar formalmente asilo político a Zelaya, sacarlo del país y posiblemente traerlo a Brasil. Así, el país continuaría siendo visto como un defensor del líder democráticamente electo, sin involucrarse directamente en la disputa, agregó.
El ex presidente y actual titular del Senado, José Sarney, uno de los aliados mas importantes de Lula, también criticó la actitud del Gobierno.
"Está ocurriendo ahora, lo reconozco, es una cierta exageración con la ocupación de la embajada, de transformar la embajada en un comité político", dijo Sarney, tras defender que se otorgue asilo político a Zelaya.
Lula ha definido la situación del derrocado mandatario, que ingresó a la sede diplomática tras regresar secretamente a Honduras, como de un "huésped" de Brasil.
"La embajada brasileña tiene que velar por las leyes que marcan el asilo y no puede meterse en asuntos internos de los países", afirmó Sarney.
El Gobierno de facto hondureño otorgó el domingo a Brasil 10 días para dar a Zelaya la condición de asilado o entregarlo a las autoridades judiciales del país, pero Lula ha rechazado lo que califico de "ultimátum".
Los principales diarios de Brasil han publicado editoriales críticos y caricaturas casi diariamente, burlándose de la percibida indulgencia de Lula hacia Zelaya.
Los conservadores están disgustados porque Brasil podría haber sido puesto en la encrucijada por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, amigo del líder izquierdista y supuesto aliado de Lula.
Chávez ha sido un fiero defensor del retorno de Zelaya, fue el primero en hablar con el derrocado mandatario cuando retornó a Honduras, y existen versiones de que suministró un avión para su amigo.
Una caricatura publicada el martes en la primera plana del diario O Globo mostró a Lula, Chávez y al canciller de Brasil, Celso Amorim, cantando un canción de cuna a Zelaya, quien fue dibujado durmiendo en un sillón con la cara bajo sombrero Stetson de vaquero y sus botas apoyadas en una silla.
En un editorial, Globo dijo que era "lamentable que Brasilia se deje enredar en artimañas chavistas".
El diario Folha de S.Paulo dijo en un editorial que Brasil se involucrado demasiado en Honduras y perdió la capacidad de ser un mediador en la crisis.
Amorim, quien tenía programado testificar este martes ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, dijo en la noche del lunes que abandonar a Zelaya sería un acto de cobardía.
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