Retratos de Barack Obama como un Hitler, un proyecto de reforma asimilado al nazismo. Al otro lado del Atlántico el debate en torno a la reforma de la sanidad planteada por el presidente norteamericano ha tomado un giro surrealista y nauseabundo. En varios días, los actos de intimidación contra los cargos electos demócratas y los sindicalistas que apoyan el proyecto se han multiplicado en todo el país. En Georgia, el diputado demócrata afroamericano David Scott ha descubierto su nombre recubierto de una cruz gamada en el cartel de acogida de uno de sus despachos. En el Estado de Washington, el parlamentario Brian Baird ha recibido un fax mostrando a Obama caracterizado de “joker”, el enemigo de Batman. En la frente del presidente : una hoz y un martillo y la inscripción “Muerte a todos los marxistas. En el extranjero y en los Estados Unidos”. Detrás de estos actos racistas y esta retórica anticomunista, están los grupos de extrema derecha – en gran aumento- pero también la derecha republicana, Sarah Palin, la candidata junto a John McCain, ha acusado igualmente a Obama de querer instaurar “tribunales” donde los “burócratas” decidirían quién tiene derecho a ser curado y quién no. Semejante disparate parece delirante : la reforma plantea hacer obligatorio un seguro de enfermedad para todos los norteamericanos, de los que 46 millones (el 16% de la población) está privado. Pero para los opositores cuestiona los “valores americanos”, en particular la sacrosanta no-intervención del Estado. El proyecto es también ferozmente combatido por las compañías de seguros privados que se reparten el filón de las cotizaciones y fijan sus propias reglas de contratación.
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